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Actores y actrices a escena

ÁLVAREZ BARRIENTOS, Joaquín (ed.)
Universidad de Alicante, Anales de Literatura Española (Núm. 36), 2022, 322 pp.

Susana Inés Pérez Universidad Camilo José Cela
Actores y actrices a escena

El monográfico titulado "Actores y actrices a escena", que corresponde al número 36 de la revista Anales de Literatura Española, se compone de diez artículos que, según Álvarez Barrientos, su editor, "son fragmentos, capítulos de una no escrita historia del actor en España" (13). Efectivamente, los estudios sobre la labor y vida de los cómicos son más bien escasos. Entre los más actuales, destacan los trabajos de investigadores como Ríos Carratalá, González Gosálbez, Álvarez Barrientos, Rubio Jiménez, Rodríguez Cuadros o Gies, que aluden a diferentes aspectos y épocas.

Los estudios que se incluyen en este monográfico abarcan épocas dispares, desde el Siglo de Oro hasta la actualidad, y consideran o parten de la figura del actor para trazar una historia de la escena española y todos los elementos que conlleva, desde los espacios de representación hasta las relaciones e intercambios entre profesionales del teatro, lo que incluye a los críticos, y la preparación y situación de los artistas. Por supuesto, no puede faltar un estudio de las circunstancias actuales del artista, que lleva a cabo Martín Villarejo, teniendo en cuenta las consecuencias de la pandemia Covid-19, el crecimiento de la producción audiovisual en España y el Tratado de Beijing, en vigor desde 2020. El investigador realiza un recorrido por la historia del actor, su profesionalización y organización, la legislación que atañe al artista y el origen de AISGE, así como su función, contribución y actividades. Entre los logros actuales, destaca Martín Villarejo las "más de diez mil ayudas socioeconómicas para cerca de dos mil familias beneficiarias" que registró la Fundación AISGE en 2020 (162).

Bolaños Donoso se remonta a finales del siglo XVI en un trabajo que prueba que el corral de comedias de Doña Elvira fue el primer corral sevillano cubierto, lo que implica un exhaustivo trabajo de archivo para recuperar "la actividad actoral del barroco español" (66), que se refleja en más de veinte páginas de apéndice al artículo en que se especifican los nombres de los autores y encargados de compañías que pasaron por el corral de Doña Elvira entre 1580 y 1608. Lobato, por su parte, investiga las marcas en los manuscritos de comedias del siglo XVII, especialmente las realizadas por el director de la compañía y las gentes de teatro que habían adquirido la comedia y llevarían a cabo su puesta en escena para adaptar el texto a sus necesidades, según la composición, habilidades e intereses de la compañía y los gustos del público.

Más allá del Siglo de Oro, Peytavy se centra en la trayectoria vital de los cómicos en compañías itinerantes de la segunda mitad del siglo XVIII y analiza los denominados "sainetes de costumbre teatrales" u obras que suelen contener datos relevantes de los actores y la compañía, su procedencia, características físicas, alusiones a parentescos o rencillas entre actores. Roldán Fidalgo se centra en los inicios de la crítica musical a finales del mismo siglo y el proceso para establecer una jerga y criterios comunes para juzgar el trabajo de bailarines y cantantes. Por su parte, Álvarez Barrientos, en el estudio que abre el monográfico, explica "los procesos de dignificación y reformulación para que adquirieran [los actores] consideración moderna y profesional" durante los siglos XVIII y XIX (16). En este sentido, tiene especial importancia la creación de la Escuela de Declamación Española en 1831, que, aun de dudosa reputación, contribuyó a que los cómicos se consideraran profesionales y ciudadanos ejemplares, al menos en la ciudad de Madrid. En una época en la que aumentaba el número de teatros y sobrevenía "la definitiva profesionalización del mundo del teatro" (33), destacaban los actores Isidoro Máiquez y Julián Romea como modelos a seguir.

Ballesteros Dorado, Soria Tomás y Menéndez-Onrubia rescatan en sus respectivos estudios a tres primeras actrices muy conocidas en su tiempo a través de un arduo trabajo de archivo y consulta en hemeroteca. La primera realiza un recorrido por la biografía y trayectoria artística de Joaquina Baus Ponce de León, una de las primeras damas de la familia Baus, que, a pesar de morir joven, figuró en los principales teatros de Madrid, donde fue muy querida, interpretando obras del llamado "repertorio moderno", además de obras de Lope de Vega o Molière. La segunda se centra en su estudio en Matilde Díez, también conocida como La divina, concretamente en una etapa poco revisada, la de su actividad durante el año cómico de 1836-1837 en Barcelona, donde, muy joven, entró en contacto y trabajó con el dramaturgo y traductor Covert-Spring y con Julián Romea. Considerada sucesora de la actriz Concepción Rodríguez, se convirtió en la actriz romántica de referencia y, casi cuarenta años después, en la primera catedrática de Declamación del Real Conservatorio de Música. Sobre Carmen Cobeña habla Menéndez-Onrubia, concretamente sobre su primera temporada (1909-1910) como empresaria del Teatro Español de Madrid junto con su marido, el dramaturgo Federico Oliver, para la que contaron con el actor catalán Enrique Borrás y representaron obras de autores catalanes, noveles y consagrados, resultando El alcalde de Zalamea la de mayor éxito junto con Calixto y Melibea, la versión de La Celestina de Fernández Villegas.

Por último, Rubio Jiménez dedica su estudio a otra gran dama de la escena durante el último cuarto del siglo XIX y comienzos del XX, María Guerrero. En este caso, no se centra en la vida y obra de la actriz, sino en la correspondencia que intercambia con Clarín sobre la obra Teresa entre 1894 y 1896. El estreno de la obra en 1895 fue un fracaso debido a la diversidad de pareceres: "No se trataba de un drama naturalista o de costumbrismo regionalista, como había interpretado María, sino que las cuidadas descripciones estaban destinadas a crear el marco adecuado al personaje profundamente espiritual de Teresa" (249). Además, Rubio Jiménez realiza un valioso trabajo de edición de cartas inéditas de María Guerrero, Fernando Díaz de Mendoza, su marido y socio, y el escritor José Echegaray dirigidas a Clarín, que transcribe en las últimas páginas de su estudio.

Todos los estudios incluidos en este monográfico se basan en un admirable y riguroso trabajo de archivo y consulta en hemeroteca, y defienden la visión global de los cómicos, cuya movilidad queda patente, además de estudios sobre el teatro en zonas concretas, utilizando y completando herramientas al alcance de los investigadores como DICAT y MOVACT. No se debe olvidar que los actores son los protagonistas de la creación teatral, que contaban con el cariño del público y formaban parte del imaginario cotidiano. Este monográfico abre y explora futuras y necesarias líneas de investigación con el propósito de continuar escribiendo la historia del actor en España y redescubrir las figuras y etapas poco o nada estudiadas y cómo la vida y actividad actoral contribuye a la reconstrucción de la vida escénica y viceversa.