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Victoria Rodríguez (Archivo CDAEM)
Victorita
La actriz Victoria Rodríguez falleció ayer, 15 de julio, en Madrid.
Es inevitable vincular la trayectoria de Victoria Rodríguez (Madrid, 1931) a la figura del que fue su marido, el dramaturgo Antonio Buero Vallejo. Sin embargo, solo nueve producciones de las 54 en que Victoria participó durante su larga trayectoria fueron obras de Buero.
“Era una sirena, todos los actores de la compañía estábamos enamorados de ella”, recordaba el actor Teófilo Calle, “pero apareció el maestro y ya no hubo más que hablar”. Era 1956, en el Teatro María Guerrero, eran los ensayos de Hoy es fiesta, de Antonio Buero Vallejo.
Aquella joven actriz de veinticinco años era ya toda una veterana. Hija de actores – Manuel Rodríguez y Paquita Clavijo – Victoria comenzó en la compañía de Aurora Redondo y Valeriano León con apenas 18 años: Es mi hombre, El padre guapo, El vampiro de la calle Claudio Coello, La aperreada vida de Enrique Octavio… para luego pasar a la compañía de Tina Gascó y Fernando Granada, con obras como El último beso de la señora Cheiney, El remedio de la memoria o Tres alcobas. En 1955 debutó en el Teatro Nacional María Guerrero a las órdenes de Claudio de la Torre para La malquerida, y, al año siguiente, el director canario vuelve a contar con ella para dos de las producciones del María Guerrero, Hoy es fiesta y Muérete y verás.
En aquel período de noviazgo con el dramaturgo, hasta su boda en 1959, estrena obras como Separada del marido, con Lilí Murati, o Hablando con la esfinge, con la compañía de Milagros Leal y Salvador Soler Mari. En 1957 interviene en cinco producciones del Teatro María Guerrero, todas ellas dirigidas por Claudio de la Torre: La ciudad sin Dios, La reina muerta, Los pobrecitos, El sol sale para todos y Como buenos hermanos; y aún le da tiempo para estrenar El fantasma, en el Teatro Infanta Isabel, a las órdenes de Arturo Serrano. En 1958 se incorpora al proyecto de Dido Teatro para estrenar en el Teatro Bellas Artes El triciclo, de Fernando Arrabal. Más tarde, es requerida por José Tamayo para hacer en el Teatro Español La galera y Don Juan Tenorio. Aún participa en una producción más, con Anastasio Alemán, que repone Los pobrecitos.
En 1959, el año de su boda con Buero, Victoria estrena con José Tamayo La Orestiada y un nuevo Don Juan Tenorio, y regresa al Teatro María Guerrero para estrenar con de la Torre ¿Quién es Silvia? de Rattigan.
En 1960 nace su hijo Carlos y en 1961 su hijo Enrique, que iba a seguir la profesión de su madre. En los años siguientes, Victoria reduce su actividad, pero no se retira de los escenarios: En 1960 forma parte por segunda vez de un reparto de una obra de Buero. Se trata de Las Meninas, que sería uno de los mayores éxitos del autor, superando las quinientas funciones. Seguirán En Flandes se ha puesto el sol, dirigida por Tamayo en el Teatro Español (1961); Esquina peligrosa, de Priestley, y Aventura en lo gris, la única de las obras de Buero en la que el propio autor asumió la dirección de escena (1963); El retablo de las maravillas, dirigida por Salvador Salazar en el Teatro Español, y La fiebre de junio(1964). En 1965 se incorpora al Teatro Español para participar en El zapato de raso, dirigida por José Luis Alonso; El alcalde de Zalamea, dirigida por Huberto Pérez de la Osa; y Epitafio para un soñador, dirigida por Loperena. En 1966 entra en la compañía de Nuria Espert para participar en Nuestra Natacha, de Alejandro Casona, ya regresado del exilio, bajo la dirección de Armando Moreno. En 1968 participa en la reposición de Historia de una escalera dirigida por José Osuna. En 1969 solo participa en una obra, una función única, muy especial: la obra de Federico Romero Tragicomedia del ilustrísimo señor, en el Teatro de la Zarzuela.
Son diez años en los que apenas regresa a los escenarios. Ten solo abre un paréntesis con su participación en uno de los mayores éxitos de Antonio Buero Vallejo, La Fundación, en 1974.
En 1979 regresa con otra obra de Buero, Jueces en la noche, dirigida por González Vergel, a la que siguen Es mentira, de Jesús Campos en 1980, El último gallinero de Alberto Miralles en 1982, y Un marido de ida y vuelta, dirigida por Mara Recatero, en 1985.
En 1986 llega un golpe muy duro para la familia Buero: Enrique, que comenzaba en esos años su carrera de actor, muere en un accidente de tráfico con 25 años. Victoria tardará ocho años en volver a los escenarios y lo hará con Cristal de Bohemia, de Ana Diosdado, en 1994 y con un nuevo Tenorio en el Español, en 1995, dirigida por Gustavo Pérez Puig. Interviene también en dos reposiciones en 1997, de El tragaluz, dirigida por Canseco; Hoy es fiesta, dirigida por María Ruíz. En abril de 2000 está actuando en el Teatro María Guerrero, en la producción de La visita de la vieja dama, dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente, cuando fallece Antonio Buero Vallejo. Sobre el mismo escenario reposará el dramaturgo en capilla ardiente. Tras el entierro, la función debe continuar. Después de La visita… participa en un Tenorio especial de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, dirigida por Alfonso Zurro en 2001. Y no puede faltar en el reparto de la reposición de Historia de una escalera que dirige Pérez de la Fuente en el Teatro María Guerrero en 2003. Se despediría de los escenarios en 2007, con Las brujas de Salem, en el Teatro Español, dirigida por Alberto González Vergel.
El CDAEM conservará su trabajo en las grabaciones de estas tres últimas obras mencionadas, además de fotografías, entrevistas… En nuestro fondo conservamos una entrevista en vídeo de la que se puede ver un pequeño fragmento en la pieza sobre Historia de una escalera de Teatro para ti. También se pueden consultar en nuestra sede otros valiosos documentos, como el audio de El alcalde de Zalamea en el que podemos oír a Victoria, Victorita, en el personaje de Isabel. Nunca amanezca a mis ojos / la luz hermosa del día…