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Extracto de la noticia publicada en CDAEM , el 22.11.2024.
Adiós a Luis Matilla

Adiós a Luis Matilla

El dramaturgo, siempre vinculado al Teatro Independiente, fue una de las figuras esenciales en el teatro para niños en España.

Luis Matilla falleció ayer a los 86 años. Hijo del célebre cineasta Eduardo García Maroto, Luis conoce desde la niñez el mundo de la escena – su padre participa en la producción de películas como Orgullo y pasión o Espartaco – pero se inclina por estudiar Derecho y en esa facultad edita la revista Omnis junto a compañeros que serán destacados líderes socialistas, como Gregorio Peces Barba.

Ya había estrenado un par de piezas de teatro infantil, dirigidas por Antonio Guirau, cuando entra en contacto con integrantes del Teatro Independiente y en 1970 forma parte del grupo Tábano, justo en el momento de su éxito con Castañuela 70. A partir de entonces, una gran parte de su trayectoria va a estar vinculada a los Margallo: primero a Juan y a Petra Martínez, con quienes trabaja en Tábano, en El Buho, en El Gayo Vallecano, en UROC; y más tarde con Olga Margallo, la hija de Juan y Petra, que montará varios espectáculos infantiles con textos de Matilla. Juan Margallo será también el director de su obra Ejercicios para equilibristas, que se estrena en el Teatro Bellas Artes de Madrid en 1980, como producción del Centro Dramático Nacional.

Al tiempo que participa en los sucesivos proyectos que tienen como origen el grupo Tábano, también participa en montajes de otros grupos del Teatro Independiente, como Pigmalión de Toledo, con Antonio Guirau; o el Teatro Universitario de Murcia de César Oliva, con la compañía Adriá Gual, con Ditirambo…

En 1987 se estrenará la que, con Ejercicios para equilibristas, ha sido su obra más valorada dentro de la producción para adultos: Como reses, escrita con Jerónimo López Mozo y dirigida por Antonio Malonda; una producción del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y Veranos de la Villa que contó con un joven Jesús Cimarro como productor ejecutivo.

Desde los años ochenta se consagra a la escritura de teatro para niños, que estrena con grupos como Achiperre, UROC o La quimera de plástico, convirtiéndose en un referente en nuestro país, recibiendo hasta en tres ocasiones - El árbol de Juana en 2000, Manzanas rojas en 2002 y El último curso en 2008 - el premio de Teatro Infantil de la Sociedad General de Autores y Editores.

En estos últimos meses, Luis Matilla había entregado generosamente una gran parte de su archivo como legado al Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música.