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El Foco

Una noche con los clásicos

11.1.2022 Cierra la serie este encuentro de tres grandes intérpretes en el Corral de Comedias de Almagro

Estamos convencidos de que no podíamos encontrar un mejor cierre para esta serie de doce tesoros que este encuentro de tres grandes intérpretes que tuvo su estreno en el Corral de Comedias de Almagro en julio de 1996: Una noche con los clásicos.

Adolfo Marsillach (1928-2002) fue una de las personalidades más importantes del teatro español del siglo XX. Como actor desde los primeros años cincuenta; más tarde como director de propuestas tan memorables como Marat-Sade o Tartufo, que revolucionaron la escena española en los últimos años de la dictadura; como primer director del Centro Dramático Nacional; y como creador y director durante sus diez primeros años de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. En 1996, el cambio de gobierno motivó su decisión de dimitir como director de la CNTC. Ese mismo verano, reunió a dos grandes actrices y viejas amigas para ofrecer un recital con textos españoles de los siglos de Oro.

Acompañan a Marsillach dos de las grandes actrices de la Historia de nuestro teatro, que lo habían acompañado con su sabiduría y experiencia durante la etapa de la Compañía Nacional de Teatro Clásico:

María Jesús Valdés (1927-2011), eximia actriz de los años 40 y 50 con directores como Cayetano Luca de Tena y José Luis Alonso, se había retirado en 1956. Marsillach la recuperó para que impartiera clases magistrales sobre el verso a los actores de la Compañía, con el fin de recuperar la tradición que ella había podido conocer con Luca de Tena. Años después, volvería a pisar los escenarios con montajes como La dama del alba con Pérez de la Fuente o El cerco de Leningrado con Omar Grasso, como comienzo de una segunda etapa llena de éxitos.

Amparo Rivelles (1925-2013) había continuado  - tal vez podríamos decir que superado – la trayectoria de sus padres, dos grandes figuras de la escena: Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara. Su trayectoria como primera actriz también se vio interrumpida mediados los años cincuenta, cuando viajó a México para una corta estancia que se convirtió en veinte años. Regresó a los escenarios españoles a finales de los años setenta con el mismo éxito que cuando los dejó; y en 1988 Adolfo Marsillach la llamó para protagonizar uno de los montajes históricos de la Compañía Nacional de Teatro Clásico: La Celestina.

Tal vez notará usted que este último fragmento es un poco más largo que los anteriores. Seguro que se hace cargo de lo difícil que ha sido elegir una parte de aquel todo.

Que usted lo disfrute.