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El oficio de escritor
El oficio de escribir está lleno de incógnitas. El hecho de acercarse a la escritura para expresar las propias emociones o para jugar a ser otros no implica, por supuesto, un futuro profesional como escritor. Los propios autores no siempre viven de lo que escriben, tal como nos explicaron en estas sesiones. Sin embargo, jugar a imaginar un futuro como autor teatral suscitó cuestiones referidas al día a día del oficio, al tiempo empleado frente al ordenador, o a la dificultad de llevarlo a cabo, entre otras.
¿Cómo es el día a día del escritor? Convertir la pasión en oficio tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y así nos lo hizo ver Ignacio del Moral, quien nos habló de las contradicciones de la vida profesional de un escritor.
Ignacio del Moral
¿Ocupa mucho tiempo la escritura teatral? Más allá del tiempo que el autor pase sentado frente al ordenador, la ocupación de su mente mientras está escribiendo una obra es absoluta. Resulta imposible desconectar de la historia que se está construyendo. La propia mirada se vuelve selectiva y se fija en aquello que puede tener relación con lo que se quiere contar. Al menos esto es lo que les sucede a los creadores que se implican vitalmente en lo que están contando.
Yolanda García Serrano
El tiempo de la escritura y el tiempo de la corrección. Una obra se puede escribir en unos días, pero nunca se termina de corregir. Al menos hasta que se publica o se estrena. Volcar las vivencias o lo imaginado en el papel puede ser un proceso rápido, impetuoso, pero pulirlo para que resulte eficaz y conmueva al espectador es un proceso lleno de trabajo, de disciplina y de tiempo.
Ignacio del Moral y Javier de Dios
¿Se puede vivir del teatro? No es lo habitual. Solo unos cuantos lo logran. Los autores nos cuentan cuáles son sus otras ocupaciones. A veces pueden ser profesiones relacionadas con la escritura, como la de guionista de cine o de series de televisión, pero en otros casos los autores viven de la enseñanza o de profesiones sin apenas relación con el medio teatral. Lo cual, en sí mismo, no es ni positivo ni negativo, pues a veces el no tener la servidumbre de unos plazos ni de unas condiciones previas concede una mayor libertad para crear.
Javier de Dios e Ignacio del Moral
¿Qué es lo que más os gusta del oficio de escritor? La sorpresa, la falta de rutina, el no saber qué sucederá a medio y a largo plazo. La emoción de lo desconocido. Esta incertidumbre a la que se refiere Yolanda García Serrano es doble: por una parte, no se trata de un oficio con contratos fijos ni nada parecido; por otra, nunca se sabe de qué tratará la próxima obra, qué personajes y qué situaciones le rondarán a uno por la cabeza.
Yolanda García Serrano
¿Siempre es igual de difícil o se aprende con la práctica? Cada vez que se escribe una obra es como si fuera la primera. La rutina y lo sabido no sirven a la hora de crear. Al menos esa es la opinión de los dramaturgos a los que tuvimos la oportunidad de escuchar.
Ignacio del Moral
La soledad del escritor. La incógnita ante lo que sentirá el espectador cuando vea su obra puesta en escena, las dudas ante la validez de lo que está haciendo. Javier de Dios nos habla de estas sensaciones propias de quien escribe solo en su mesa y se enfrenta a que su obra sea vista por los demás.
Javier de Dios
Una vida profesional apasionante. Enlazamos aquí con una de las primeras explicaciones de los autores: el teatro es el terreno del juego, de la infancia, de la imaginación. Por eso quienes se dedican a él no conciben otra forma de vida.
Fermín Cabal
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