Pepa Plana se licenció en Arte Dramático por el Instituto del Teatro de Barcelona en 1989. Asegura que estos años de formación fueron un “regalo de la vida”. No obstante, su carrera iba a dar un giro en forma de “revelación”. Así fue como la actriz, tras diez años dedicándose a la interpretación, decidió convertirse en payasa. Una decisión que más que elegir le sobrevino.
- Fecha: 20 de octubre de 2020.
- Lugar: Estudios Vadever de Barcelona.
- Duración: 40’ 31’’
- Operador de cámara: Vadever.
- Realización y edición: Ana Lillo.
- Entrevista realizada por: Sandra Cendal.
- Créditos de fotografías
Archivo del Cirque Du Soleil, Daniel Alonso, Pau Ros, Joan Sánchez y Pere Toda. - Créditos de los vídeos
Unidad Técnica de Audiovisuales del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música. - Créditos de las músicas
Crack that Case - Nathan Moore.
Panama Hat- audionautix.com.
Carried - Lauren Duski.
OkeyDokeySmokey - audionautix.com.
Música de la cabecera:
Hip Hop by Nesterouk.
Hipo Hop Trendy audio. - Agradecimientos
Gardi Hutter.
No había nada que perder
En 1988 fundó su propia compañía, cía. Pepa Plana, y con ella creó su primer espectáculo, De Pe a Pa. Ante el éxito conseguido por esta primera incursión, dos años después estrenaba Giulietta. Es en 2004 cuando presenta Hatzàrdia y empieza a explorar un lenguaje no verbal –este montaje tuvo una versión de pequeño formato bajo el título de L'atzar– por el que continuaría transitando hasta Penèlope, que estrenó en enero del 2010. En 2011 por primera vez comparte escenario con otros dos payasos en Èxode, y seguidamente la payasa marcha a Montreal donde colabora durante una temporada con el Cirque du Soleil con la creación y gira del espectáculo Amaluna. A su retorno, Pepa Plana explora el mundo del teatro de payasos de calle y presenta Despistats (2014). En 2016, vuelve con otro unipersonal de sala Paradís pintat. En 2017 estrenó Suite, otro espectáculo de calle y en 2018 Veus que no Veus, por primera vez, un dúo de teatro de payasas.
A pesar de que en la familia de Plana no existe ningún antecedente artístico, y que de hecho no se lo pusieron fácil para dedicarse a su pasión, la payasa perseveró hasta lograr su meta. En esta carrera de fondo, a Pepa Plana le costó encontrar referentes, y los que conoció fueron sobre todo masculinos, hasta dar con algunas figuras femeninas como la payasa suiza Gardi Hutter, la española Virginia Imaz o la clown estadounidense Laura Herts. Una genealogía breve, dado que las primeras payasas augustas comenzaron a aparecer a principios de los años 70. Es por ello que Pepa Plana asegura no tener “madre” o “abuela” payasa, sino hermanas de nariz.
Asimismo, mucha de la inspiración ha surgido siempre para esta artista de la calle. En la observación de figuras sobre todo femeninas, jóvenes y mayores, que resuelven situaciones cotidianas.
Pepa Plana habla también de su condición de payasa como una figura liminar entre el arte dramático y el circo, una no pertenencia a ninguno de los dos géneros que ella ha vivido como potencia. En esta hibridez, Plana señala además otras figuras como los payasos de calle, los payasos teatrales y por supuesto los payasos de cine (Chaplin, Buster Keaton).
En relación a su propia forma de creación, y en particular a la desarrollada con su compañía cía Pepa Plana, la payasa la describe como “un barco con gente”, dada la importancia radical de todos los integrantes del equipo artístico (escenografía, vestuario, etc.), imprescindibles para ella. A lo largo de estos treinta años de trayectoria, Plana reconoce haber probado la gloria y el infierno, entendiendo que tanto lo uno como lo otro forman parte del oficio teatral. Admite tener cada vez más miedo, sentir más presión, pues encuentra una distancia cada vez mayor entre lo que sueña como creación y el resultado de la misma. Sigue en la búsqueda del espectáculo más bonito de su vida.
El compromiso social y político de Pepa Plana ha quedado de manifiesto en varias de sus creaciones, y también lo demuestra el que la autora forme parte de la ONG Payasos sin fronteras, un grupo, en sus propias palabras, de “locas y locos imprescindibles”, que viajan a aquellos lugares donde en ocasiones ha ocurrido un desastre natural o artificial, con el objetivo de hacer reír.
La payasa considera que la situación que estamos viviendo es una oportunidad de creación, y que las gentes de arte y de circo, acostumbradas a la precariedad, saben manejarse bien en este escenario, del cual apuesta resultarán sobre todo mujeres creadoras excepcionales.
Pepa Plana se ve FELIZ en los próximos años. Sueña con volver a viajar y a ocupar los escenarios. Ojalá la veamos pronto subida a uno de ellos.