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Figuras. Entrevistas de la escena
FIGURAS

María Pagés. Sevilla, 1963. Bailaora, coreógrafa, directora y empresaria

(40’ 30’’)

“Ella baila y, bailando, mueve todo lo que la rodea”, con estas palabas la definió José Saramago, cuyos poemas danzó Pagés en su pieza Flamenco y poesía (2008). Todo el que la haya visto bailar estará de acuerdo con el escritor luso pues habrá sido testigo de la milagrosa extensión que alcanza el cuerpo y el espíritu de esta bailaora sevillana. Su curiosidad por ir más allá y encontrar diálogos entre el flamenco y otras artes, la ha convertido en un motor de renovación, cuya creatividad avala el Premio Nacional de Danza 2002 y cuya lucha por defender el flamenco tiene en su compañía y en el Centro Coreográfico María Pagés de Fuenlabrada sus principales bastiones.

  • Fecha: 23 de junio de 2020.
  • Lugar: Centro Coreográfico María Pagés, Fuenlabrada. Madrid.
  • Duración: 40’ 30’’
  • Operador de cámara: Víctor Camargo.
  • Realización y edición: Ana Lillo.
  • Entrevista realizada por: Natalia Erice.
  • Créditos de fotografías
    Fondo Alberto Lorca, Colita, Julio César, Noël Emac, FAL, archivo de flamenco ‘Amor de Dios’, Beatriz Velasco y archivo fotográfico ‘María Pagés’.
  • Créditos de los vídeos
    Unidad Técnica de Audiovisuales del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música.
  • Créditos de las músicas
    Myxtery by Pitx (c) copyright 2008 Licensed under a Creative Commons Attribution (3.0) license.
    http://dig.ccmixter.org/files/Pitx/13318 Ft: misterCreNovation by airtone (c) copyright 2019 Licensed under a Creative Commons Attribution (3.0) license.
    http://dig.ccmixter.org/files/airtone/60674
    The House, ANBR Adrian Berenguer
    Música de la cabecera:
    Hip Hop by Nesterouk
    Hipo Hop Trendy audio
  • Agradecimientos
    Escuela Amor de Dios y Centro Coreográfico María Pagés.

Tres momentos de la entrevista

La bailaora humanista

La dimensión artística de María Pagés le ha llevado a alcanzar cotas inexploradas del flamenco. Su cuerpo escultórico de brazos como ramas de prolongación infinita hablan de la gran extensión de su baile. Con ella, el flamenco alcanza la pintura, la poesía, la arquitectura y los anhelos más profundos del ser humano. Esta ‘bailaora árbol’, enraizada en el acervo flamenco y ramificada hacia las otras artes, comenzó con el maestro Antonio Gades y fundó su propia compañía en 1990 defendiendo el flamenco como un arte ilimitado. Es en este entendimiento entre tradición y evolución donde radica la filosofía de esta sevillana de fama mundial, reconocida, entre otros, con el Premio Nacional de Danza 2002 a la creación y con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2014, y que ha sabido mezclarse con la poesía de Saramago (Flamenco y poesía), la danza contemporánea de Sidi Larbi Cherkaoui (Dunas), o con el talento de Baryschnikov, quien la invitó a su centro BAC de Nueva York para crear su personal Autorretrato, sin olvidar la arquitectura del colosal Oscar Niemeyer, a quien rindió homenaje en Utopía.

A pesar de no proceder de familia de artistas, a pesar de no tener la altura estándar para una bailarina, a pesar de no contar con todo a favor… María estaba predestinada y determinada a sobresalir en el mundo del arte flamenco. Hecha de convicción y de una visión humanitaria del arte, la Pagés comenzó a dar los primeros pasos de baile en su infancia coleccionando variadas enseñanzas de la mano de Adelita Domingo, Matilde Coral o Manolo Marín, que la enfrentaron desde niña al reto de subir a escena, a lo que María llama “sentir el escenario como algo tuyo, algo infinito donde todo es posible”. Ese “amor a la danza”, que le impregnó el maestro Manolo Valdivia, ese saber estar y empaparse del arte que paseaban por Sevilla figuras de la talla de Antonio Mairena, Enrique el Cojo o Rafael El Negro, fue el principal bagaje que la acompañó en su salto a Madrid. En plena adolescencia y con el apoyo incondicional de su familia, ponía una pica en la capital, con la satisfacción de haber entrado en la Escuela del Ballet Nacional y con los ojos bien abiertos al libre horizonte que le brindaba aquella bulliciosa capital inmersa en la Transición. Buena representación de aquel hervidero era la Escuela Amor de Dios, donde María, que se reconoce “curiosa por naturaleza”, experimentó una sensación de ansia y libertad por conocer ese abanico de enseñanzas tan diversas que impartían los maestros que allí se daban cita: Pedro Azorín, María Magdalena, Merche Esmeralda, Manolete o El Güito. Aquellos años de intenso conocimiento, en los que intercaló una gira internacional por Japón y la Unión Soviética con la compañía de María Rosa, fueron sacudiendo la timidez innata de la joven, que encontró en el baile el antídoto perfecto. Tan sólo había una rendija en aquella rica formación en flamenco y danza española que traía de Sevilla y que influyó en que no fuera seleccionada en el Ballet Nacional: la falta de una sólida formación clásica como demandaba entonces la enseñanza oficial.

Entrevista María Pagés

Hay noes que son auténticas oportunidades y aquél lo fue para la carrera de Pagés, pues emprendió un camino propio que le llevó a enrolarse en diferentes familias flamencas como la de Rafael Aguilar, hasta desembocar en la Compañía de Antonio Gades, a quien conoció a comienzos de los ochenta en la audición de la película Carmen, de Saura. Recuerda María que la primera vez que la invitó a bailar con su compañía fue en París y cómo el maestro Gades, viendo su llamativa altura para una bailaora le recomendó “cuando saludes vas a hacerlo al lado de los chicos”. Con el bailaor alicantino participó en una de las más emblemáticas coreografías de la historia del flamenco, Bodas de sangre (1974), además de repetir experiencia cinematográfica con Saura en El amor brujo (1986). El escalón que subió aquellos años de aprendizaje con la élite artística del flamenco, impulsó su despegue hacia el paso más decisivo de su carrera: fundar en 1990 su compañía con el nombre de Ballet María Pagés. Sin haber cumplido los 30 se convierte en empresaria con la responsabilidad que conlleva asumir las riendas de un proyecto innovador, que canalizó toda su capacidad creadora. Rodeada de maestros como Manolo Marín y José María Sánchez en sus primeros trabajos, va creando su sello piezas iniciales, Sol y sombra (1990) o De la luna al viento (1994), demostrando así un gran pulso como coreógrafa que le conduce en enriquecedoras colaboraciones con la Compañía Andaluza de Danza en El perro andaluz. Burlerías (1996) y a rompedoras genialidades como el baile flamenco a ritmo de Tracy Chapman que abre El fantasma del museo (La tirana) (1998).

Gracias al Premio Nacional de Danza a la Creación, que recibe en 2002 por la pieza Flamenco Republic (2001), la artista sevillana afianza su reconocimiento y pasea su compañía (www.mariapages.com) por los más prestigiosos escenarios del mundo, pero lo más interesante de su proceso de crecimiento es su manera de abrazar cada vez más disciplinas artísticas que le ponen en contacto con grandes estrellas, no solo de la danza – Baryschnikov la invita al BAC para crear Autorretrato (2008) y el as de la danza contemporánea Sidi Larbi Cherkaoui le inspira Dunas (2009)-, sino también de la literatura como José Saramago, acicate de su exquisita coreografía Flamenco y poesía (2008), y El Arbi El Harti, todo un aliado y compañero de vida que enriquece con sus textos y dramaturgia obras como Óyeme con los ojos (2014), a partir de la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz, o su reflexivo testimonio Una oda al tiempo (2017). Junto al poeta marroquí, Catedrático de Literatura Española e Hispanoamericana, da a luz su valiente Utopía (2011), un homenaje al arquitecto Oscar Niemeyer merecedor del Premio Internacional Terenci Moix 2011, además de otras muchas creaciones que nacen y se desarrollan en el Centro Coreográfico María Pagés Fuenlabrada, el mayor fruto del tándem formado por Pagés y El Harti, donde el flamenco despliega todo su compromiso y hospitalidad para albergar proyectos integradores como los dirigidos a la infancia (La alegría de los niños, 2013) y a colectivos de mujeres maltratadas (No dejes que termine el día, 2015). Impulsora del manifiesto En Defensa de la Danza, firmado por más de 200 profesionales coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Danza 2020 en plena pandemia, María Pagés encabeza una lucha que aúna al sector y “reivindica el flamenco como una profesión de profesiones, que trasciende las diferencias culturales”.

Por Natalia Erice

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