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NúM 6
1. MONOGRÁFICO
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1.7 · NUEVOS FORMATOS TEATRALES. MICROTEATRO Y TEATRO EN SERIE, ABRIENDO CAMINOS


Por Luis López de Arriba Escribano
 

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TEATRO POR CAPÍTULOS Y MICROTEATRO: PRIMEROS PASOS.

1.1. Breve historia del microteatro

El año 2009 marca el punto de inicio de la irrupción de los llamados nuevos formatos teatrales en el teatro español (cfr. Oñoro, 2016). Aunque hay algunas manifestaciones nacionales más tempranas y ejemplos en otros países de habla hispana −como el teatro de cerca, del que la casa-teatro argentina Timbre 4, de Claudio Tolcalchir, es una recurrente referencia−, la creación de lo que luego sería Microteatro por dinero, la popular sala madrileña, suele considerarse, pese a la poca perspectiva temporal que aún hoy tenemos, como el detonante de muchos otros formatos que han revolucionado la manera de hacer y de ver teatro en nuestro país, especialmente en ciudades como Madrid o Barcelona, aunque luego se ha difundido ampliamente por el resto de España. Así, desde entonces, se han ido sucediendo diferentes proyectos que aúnan la idea de las instalaciones, las artes performativas y el teatro breve y lo adaptan a nuevas propuestas espaciales. De esta manera, espacio y discurso narrativo se ven alterados para dar lugar a nuevos conceptos teatrales que se van incorporando a nuestra terminología como el teatro inmersivo, el teatro de cerca, el teatro en serie o teatro por capítulos 1,etc.

El microteatro nace en 2009, momento en el que su impulsor o, al menos su cara más visible (la sala tiene numerosos socios desde su inicio), Miguel Alcantud, reúne a trece grupos independientes para crear trece experiencias teatrales (veremos más adelante el porqué de este término) que se debían realizar en las habitaciones de un burdel en la calle Ballesta. Las obras no podían durar más de quince minutos y todas ellas debían versar de alguna manera sobre un mismo tema: por dinero. Por la misma naturaleza del espacio, estos microdramas solo eran disfrutados en cada sesión por unas diez personas, el máximo que permitían las reducidas dependencias del antiguo burdel en el que se emplaza el proyecto.  

Poco después, levantaría el telón (aunque los telones en este tipo de teatro brillen por su ausencia) la sala Microteatro Por Dinero, en honor al origen del proyecto, en la calle Loreto y Chicote, 9, en Madrid. Se trata de una multisala en la que de martes a domingo se muestran diferentes obras de duración breve en torno a un tema común, con un precio de entrada reducido y una cantidad de público aproximadamente de diez o quince personas. De este modo, el espectador puede decidir cuántos espectáculos ver en su visita a la sala y de qué géneros le apetece disfrutar. De hecho, el propio Alcantud en la celebración de la Noche de los Libros del 21 de abril de 2013 en la librería La Buena Vida, en Madrid, durante una tertulia que yo mismo pude moderar y en la que participó también José Martret2 y a la que haré constantes referencias en este artículo, afirmaba con cierta sorna que cuando hacían los primeros estudios para preparar el proyecto se autodenominaban el youtube del teatro. Y no le faltaba razón. Tanto el microteatro como el teatro en serie son dos formatos cuya principal virtud ha sido la de atraer al público joven y, en todo caso, a un espectador poco asiduo a las salas teatrales, que es seducido por la novedad. Alcantud afirmaba en nuestra tertulia que posiblemente Microteatro por dinero es la sala de Madrid que más público joven atrae.

El concepto, además, ha ido creciendo en importancia en el panorama teatral hasta el punto de que se han extendido a otras capitales españolas como Barcelona, Málaga, Sevilla o Valencia y al otro lado del océano en México (cuatro sucursales ), Lima o Miami. Incluso, han promovido la programación del microteatro en otros espacios como cárceles (es el caso de la abandonada cárcel de Segovia). De este modo, queda bastante claro que, más allá de reconocer aspectos que distinguirían al microteatro como género o formato, lo que realmente representa es un novedoso sistema de exhibición que se ha instalado de manera muy clara y fértil en la realidad teatral de muchas ciudades y que parece seguir en auge pese a haber perdido, quizá, su carácter innovador. No es tanta la innovación en los textos, porque teatro breve ha existido desde los entremeses cervantinos hasta el teatro por horas o el formidable teatro de corta duración de Harold Pinter o nuestro Juan Mayorga. Del mismo modo, el teatro breve en espacios reducidos ha escapado, como es propio de nuestro sistema liberal, de las manos de sus propios autores y se ha visto mercantilizado, surgiendo innumerables copias del concepto en muchas ciudades españolas. Sólo por nombrar algunas de ellas en suelo madrileño podríamos citar salas como El Esconditeatro, El burdel a escena, El Apartamento y La Trastienda (ambos desaparecidos actualmente), La Escalera de Jacob, La Sala Mayko y un largo etcétera, sin contar con los innumerables bares y cafés que en todo el país ofrecen el microteatro como una opción de ocio más en sus locales.

La rápida propagación del formato está creando, de hecho, una verdadera sobreproducción de textos teatrales de corta duración sin precedentes, la mayoría de ellos destinados al olvido por la escasa publicación de textos teatrales en España, pese a las nuevas editoriales especializadas en teatro surgidas en la última década; aunque es sintomática también la creación de nuevos certámenes de teatro breve e incluso algunas ayudas públicas a giras que probablemente deriven del auge que este tipo de teatro ha venido experimentando en los últimos años. En este sentido, los nuevos formatos, que van más allá del microteatro pero al que le deben mucho, han promovido de una manera innegable la aparición de dramaturgos que ven desde entonces más sencillo el proceso de producción de sus obras, pues los presupuestos de este tipo de espectáculos suelen ser exiguos y las necesidades técnicas y humanas son muy inferiores a las de las producciones tradicionales. Un número considerable de obras escritas desde entonces son de producción nacional y en ocasiones, como es mi caso con la experiencia del Teatro en serie, compuestas ex profeso para un espacio concreto, lo que ha producido en los espectadores un creciente interés en nuestra dramaturgia hasta el punto de que hoy en día hay varios autores como Conejero, Rojano o Paco Bezerra, que son cada vez más habituales en el teatro comercial y en los más importantes teatros públicos, y a ellos siguen sumándose una larga lista de autores. Si bien esto no puede achacarse solo al entusiasmo producido por los nuevos formatos, sí ha sido un factor evidente que hay que considerar, por el interés que ha suscitado en el público y en los propios programadores de salas públicas y privadas. Esta nueva manera de producir y consumir teatro necesitaba, por su propia naturaleza, textos de nueva creación, y, además, a un ritmo frenético y creciente. El futuro dirá si estos textos pasarán a formar parte del canon o quedarán como mero testimonio de la realidad del momento, muestra de la efervescencia creativa del teatro español de los albores del siglo XXI o una simple moda que dé forma a una nueva mercantilización de las artes escénicas.

1.2. Orígenes del teatro en serie.

El teatro por capítulos es un formato más reciente que el microteatro y, curiosamente, sigue la línea del teatro de cerca que ya estaba desarrollándose desde antes incluso que la aparición de la sala de Loreto y Chicote. Dentro de este término englobaríamos aquellas obras dramáticas divididas en capítulos y con una trama continua, con personajes que se repiten al menos en parte de los episodios y un criterio unitario que cohesione las distintas entregas de la obra. Dejamos fuera, por tanto, aquellas obras dramáticas que se puedan entender como trilogías o ciclos, desde el ciclo mítico de las Comedias Bárbaras de Valle-Inclán3 hasta la más reciente Trilogía de la juventud, de José Ramón Fernández, Yolanda Pallín y Javier G. Yagüe4.

La primera obra por capítulos que se pudo ver en España y que cumple con este criterio sería Teatro a pelo , estrenada en Sevilla en el hostal La caja habitada en febrero de 2012, y que se prolongó hasta febrero de 2015 con nueve capítulos de cuarenta y cinco a sesenta minutos. Escrita por Julio León y dirigida por Francisco Pérez, se mantuvo tres años en cartel y dio lugar a más producciones teatrales en serie de los mismos autores como La noche de las flores (basada libremente en la obra del artista inglés Andy Goldsworthy), representada en la galería de arte Slowtrack en Madrid en 2013, La compañía (Teatro Quintero, diciembre de 2015), Underground y Topos (estas dos últimas, series de tres capítulos realizadas para Metro de Sevilla entre 2014 y 2015).

Mientras tanto, en Madrid se fraguaba en paralelo la primera serie teatral hecha en la capital por mi compañía, Teatro En Serie, titulada Días como estos , cuyo primer capítulo fue estrenado en septiembre de 2012 en la librería La Buena Vida, de Madrid, propiedad de Jesús Trueba; se llegaron a poner en escena tres capítulos más hasta su conclusión en junio de 2013, con un total de cuatro capítulos [fig. 1]. De nuevo, el teatro por capítulos se estrenaba en un espacio no convencional. La misma línea siguió nuestra producción La casa de huéspedes , representada en las salas alternativas La Trastienda y El Apartamento en la temporada 2014-15, dos salas que se distinguían por disponer de varios espacios escénicos que eran realmente habitaciones como pudieran ser las de una casa. Tras el éxito de Días como estos, se estrenó en un bar madrileño Relaciones , de Mar Corzo Sánchez, Chos, en abril de 2013, con una periodicidad semanal y capítulos breves.En el Teatro Echegaray de Málaga, Nightshot, en 2014, de Paco Bernal y Nacho Albert, comprende hasta el momento dos temporadas. 2014 también es el año elegido para que, en un rizo del rizo, Microteatro por dinero mostrara su propia versión del formato en lo que vinieron a llamar los microfolletines , por donde pasan varias series de diversos autores como Nacho López, José Luis Sixto o Nacho Redondo. Terminamos nuestro recorrido en Cartagena, Murcia, con El molinete , de Enrique Escudero y Miguel Ángel Montanaro, estrenada en El Teatrico en marzo de 2014, y ambientada en la historia local de la ciudad desde los años 30 del siglo XX.

Podríamos engrosar la nómina de series y autores posiblemente, incluso en otros países de habla hispana como Colombia (Menage à trois , de Roberto J. Herrera, estrenada en mayo de 2015 en el Hotel Viaggio de Bogotá), pero lo expuesto parece muestra suficiente de que, pese a ser un formato de reciente creación y no gozar de la popularidad del microteatro, el teatro por capítulos ha sido capaz de generar en poco tiempo numerosas obras en lugares dispares de la dramaturgia nacional y de atraer tanto a medios de comunicación como a espectadores, siempre ávidos de novedad y sorpresa. El llamado renacimiento de las series de televisión que se ha producido en los últimos años no ha hecho sino acrecentar el interés del espectador por un tipo de teatro que intentará aunar lo mejor del formato televisivo y las formas y maneras del espectáculo teatral, muy diferente en muchos aspectos, pero cercano en otros.

La mayoría de las veces, las propuestas innovadoras parten de los creadores independientes, y esto es especialmente aplicable a las artes escénicas, que por su inmediatez como hecho artístico, por su carácter efímero, espontáneo y nómada se encuentran en una constante investigación de caminos poco transitados en busca de un público que no tiene, o de objetivos e inquietudes siempre nuevas, siempre cambiantes. Microteatro y teatro en serie surgen de la inquietud y del inconformismo y, más allá de las cuestiones del espíritu, parten, como decía Martret en nuestra tertulia, de la necesidad:

La Casa de la Portera surge de una necesidad vital de trabajar. Las salas programaban con un año de antelación, era cada vez más difícil encontrar un espacio para mostrar nuestro trabajo, no nos encontrábamos más que puertas cerradas. Estábamos hartos de que todo fueran noes (Martret, 2013).  

Realmente, las palabras de Martret resuenan de una manera especialmente irónica o, si se quiere, contradictoria, si se profundiza en la realidad que reflejan. Los nuevos formatos teatrales surgen, según su razonamiento, como lo alternativo a lo alternativo, es decir, en el comienzo del siglo XXI ni los teatros comerciales ni las propias salas alternativas, circuito off o cualquier término que se les quiera dar, eran suficientes para acoger el trabajo de los creadores, que veían como dichas salas, que surgen en los años 80 para acoger las propuestas más rompedoras, se han vuelto tan herméticas o imposibles para muchas compañías teatrales que se ven obligadas a emprender un nuevo rumbo, dramaturgos incluidos, pues muchas veces estos estaban involucrados en el trabajo de las compañías, como  ocurre también en la actualidad y reconoce la dramaturga Pilar G. Almansa (cfr. G. Almansa, 2017).

Miguel Ángel Alcantud respondía entonces a Martret en muy parecidos términos y confesaba que su propuesta también parte en cierto modo del difícil acceso a las salas tradicionales. Por mi parte, me adhiero, sin duda, al mismo discurso. Cuando nos propusimos en mayo de 2012 comenzar la andadura de Teatro En Serie lo hicimos impulsados por la idea del teatro por capítulos, pero también por la necesidad de mostrar nuestro trabajo y de hacerlo de la manera más adecuada, puesto que el proyecto era singular y su exhibición exigía algo que, en su mayor parte, las salas alternativas no ofrecían entonces ni prácticamente hoy en día: tiempo. Tiempo de exhibición, tiempo para que se hablara del proyecto, tiempo para estar toda una temporada en una misma sala mostrando un solo proyecto, aunque fuera por capítulos. Resultó que por entonces el lugar que nos aseguró aquello no fue una sala teatral, sino una librería-café en el centro de Madrid.



1 Usaré ambos términos a lo largo del artículo, pero Teatro En Serie como tal es el nombre de la compañía que nace inaugurando el formato en Madrid.

2 Martret es un actor y director mallorquín, responsable de la creación de La Casa de la Portera y La Pensión de las Pulgas, dos de los grandes hitos de los nuevos formatos teatrales sin los que no se entendería el reciente teatro independiente madrileño.

3 Ramón María del Valle-Inclán (1866-1898) escribe con un claro concepto unificador las tres obras que forman las Comedias bárbaras, esto es, Águila de blasón, Romance de lobos y Cara de plata, pero no podría considerarse una serie por capítulos en el sentido que estamos definiendo.

4 Estrenada su primera parte en febrero de 1999, se centraba en una visión de tres generaciones de jóvenes en tres momentos diferentes de la historia española en el siglo XX, un montaje muy celebrado que partió de la Sala Cuarta Pared de Madrid y que se componía de Las manos, Imagina y 24 / 7. Curiosamente, su director, Javier G. Yagüe empleó en la puesta en escena también ciertos recursos como la integración del espectador en el espacio escénico, algo compartido por la mayoría de los ejemplos de teatro por capítulos que conocemos.

 

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