logo Centro de Documentación Teatral
Logo Don Galan. Revista Audiovisual de Investigación Teatral
imagen de fondo 1
imagen de fondo 2
NÜM 4

PortadaespacioSumario

espacio en blanco
2. VARIA

Logo Sección


2.3 · El teatro escolar de Alfonso Jiménez Romero


Por M. Teresa Mora Álvarez
 

Primera  · Anterior -1234567-  Siguiente ·  Última

 

3. OBRAS INFANTILES

Al hilo de su práctica docente fueron surgiendo muchas obras dramáticas. Pero no todas las que dejó escritas obedecen a esta necesidad pedagógica, y que permanecen tan inéditas como a la espera de ser algún día estrenadas en los escenarios que tanto amó, los escenarios de los centros escolares. La lista de títulos es la siguiente:

  • Amores y Quebrantos de Mariquilla la Revolera y Currito el Apañao.
  • El Baile de la Garraspiña. Estudio dramático
  • La Buenaventura. Estudio dramático.
  • Varios estudios dramáticos con textos de Lorca y flamenco.
  • Good morning
  • La Maga feliz
  • El Milagro de Frasquita la Santera
  • La Oruga Parlanchina
  • Retablillo de cuentos populares andaluces formado, además de otros textos, por seis obras de teatro:
    • Catalina y el diablo,
    • Retablillo ibérico,
    • La hija del rey de oros y
    • Juan Pimiento, estructurada en tres obritas breves:
      • El tigre y el chacal.
      • El Manantial.
      • Las tribulaciones del medio pollito.

Adaptaciones:

  • Auto de los Reyes Magos.
  • Sensemayá, canto para matar a una culebra. Estudio dramático sobre la obra de Nicolás Guillén.

4. TEATRO Y ESCUELA

Alfonso Jiménez cultivó el teatro escolar con gran entusiasmo y esfuerzo. Él creía en el poder educativo del teatro y estaba convencido que se tenía que cultivar desde la infancia. Su pensamiento lo declara al diario ABC, la cita es larga pero merece la pena:

Entre los numerosos males que hoy aquejan al teatro, el que Alfonso Jiménez estima como más terrible, es la falta de público. Entonces, lo más urgente es crear ese público. ¿Pero cómo? Es sabido que no se ama lo que no se conoce, y el teatro es el gran desconocido del pueblo, por consiguiente, hay que crear un público que ame y se interese por el teatro, y hay que crearlo desde el principio, es decir, desde la escuela. Pero no nos equivoquemos. Los juegos dramáticos y las clases de dramatización son sólo eso: juegos y clases impartidos por dignísimos enseñantes que nada tienen que ver con el teatro, ese arte tan antiguo y tan noble que necesita una dedicación absoluta. Yo pienso que hay que crear el teatro de la escuela, una especie de aula dramática dirigida por un profesional de teatro, o varios. Pero profesionales. Cuyo resultado inmediato fueran obras y representaciones dramáticas, tanto en la escuela como en teatros de verdad. [...]

Yo pienso que el teatro infantil no tiene que ser pedagógico, ni tener una moraleja, ni carecer de conflictos dramáticos, ni ser teatro para tontos como los programas infantiles de la caja tonta. El teatro infantil, pienso yo, tiene que ser como el teatro, ese espejo mágico, y profundo, y bello de la realidad. Porque el niño está ya harto de que le digan lo que tiene que hacer. El niño está harto de moralejas nada divertidas. ¡El niño, señores, quiere jugar su juego, el juego de ser niños! Por eso el teatro infantil tiene que ser lúdico. Un teatro lleno de fantasía e imaginación como el mundo del niño. (Yo creo que todo en la vida tiene que ser lúdico y lleno de fantasía e imaginación. Por eso no encuentro grandes diferencias entre el llamado teatro de mayores y de niños).

Como consecuencia, el cuento funciona también en el teatro. Sobre todo el cuento tradicional. Ese cuento que en nuestra Andalucía se ha venido transmitiendo de generación en generación hasta adquirir unas características tan genuinas que se ha convertido en una de nuestras principales señas de identidad. No la perdamos. Yo, por si acaso, vengo recogiendo desde hace muchos años, por pueblos, campos y aldeas una gran cantidad de cuentos tradicionales, base de mi libro de teatro para todos: Retablillo de cuentos populares andaluces, cuyo primer tomo (ya escrito y dispuesto para su publicación) contiene seis obras para niños de todas las edades. Pensando en todo esto, yo me he impuesto la tarea de crear un nuevo público en la escuela, trabajando con niños, convirtiéndome yo mismo en niño (en la medida de lo posible) y creando espectáculos teatrales como La oruga parlanchina, desde, por y para los niños. Ellos han aprendido de mí y yo he aprendido de ellos. Ese es el pago y ese es el camino. Quien mejor se comunica con un niño es otro niño. (Jiménez 1983: 35-36).

En su libro Retablillo de cuentos populares andaluces, aún sin publicar, dedica un apartado a una serie de consideraciones generales que él ha tenido en cuenta a la hora de escribir y montar con niños, y las ofrece no como un decálogo, ya que en otros momentos insiste en que decálogos no, libertad, libertad..., pero sí como un resumen de sus experiencias, que, sintetizadas, podrían ser: Alfonso Jiménez Romero quería hacer un teatro de su tiempo, pero había comprobado que la tradición oral andaluza todavía podía inspirar una forma de teatro actual, nuevo y divertido, lo que demostraba su increíble vitalidad y vigencia. Pretendía encontrar un teatro con sentido lúdico. Lleno de dinamismo, fantasía, gracia y colorido. “Jugar el juego del teatro es jugar el juego de la vida” (Jiménez 1996:21). El teatro ha de despertar, pues el interés desde el principio. Esto es fundamental a la hora de plantearse el juego del teatro para niños. Buscaba un teatro épico, lo más rico posible en situaciones que estimulen la creatividad y la imaginación. Se sujeta a un lenguaje habitual en los pueblos andaluces, pero con escrupuloso cuidado de no caer en un fácil populismo. Para Alfonso Jiménez el teatro es una gran fiesta. En la conferencia que pronuncia con motivo de la inauguración del Teatro Cine Oriente, titulada “Un teatro recuperado”, reflexionaba:

Hoy en día, en las modernas sociedades anglosajonas, en las Universidades y High School ingleses y norteamericanos, el teatro es ya una asignatura viva... La práctica del teatro enriquece en todos los sentidos a los alumnos de estos centros: desarrolla su personalidad... Los reafirma... Los hace más extrovertidos... más sociables, más cultos... Los desinhibe... Los hace más críticos, más exigentes, más sensibles, más agudos porque participan activamente en una labor artística y creativa. Y así sucederá aquí en Morón en el futuro, cuando se formen compañías teatrales con gente del pueblo. Compañías con sede en el Teatro Cine Oriente25.

Convencido de esta extraordinaria capacidad del teatro para formar la personalidad creativa de los niños y modelar la conducta ciudadana desde esos primeros años de formación, imagina un programa de actividades que resume:

“será un teatro experimental para cualquier experiencia dramática por arriesgada que sea. Será sobre todo, un foco de cultura andaluza, porque se producirán, como he dicho, espectáculos nuestros, hechos íntegramente por artistas de Morón. [...] Y aquí vamos a recuperar también la voz humana, y el sonido de los instrumentos musicales en directo. [...] Aquí vamos a recuperar el auténtico sonido del cante en vivo, y de la risa, y de las emociones sin fin del teatro. (Ibídem).

En consonancia con estos extraordinarios propósitos, una figura tan indiscutible del teatro en el siglo XX como Grotowski afirmaba: “La edad es tan importante en la educación del actor como lo es en un pianista o en un danzarín: es decir, no se debe tener más de 14 años cuando se empiece. Si fuera posible sugeriría que se empezara a una edad más temprana” (1970:45). Alfonso Jiménez fue más allá, pues veía tan necesaria como posible la formación del espectador. Si no hay preocupación porque los niños desde pequeños amen el teatro, no gustarán de él cuando adultos y por tanto tampoco transmitirán el gusto a la siguiente generación. Por otra parte, si no se participa en actividades dramáticas desde pequeño, no habrá ni buenos actores, ni personas formadas teatralmente hablando, por tanto no habrá buen teatro. Esto redundará en una oferta de baja calidad, que no responderá a las exigencias de los tiempos en competencia con otros espectáculos de masas, y desencantará a los pocos aficionados que vayan quedando.

5. CONCLUSIONES

Lamentablemente, con Alfonso Jiménez Romero desapareció uno de los últimos y más eficaces defensores del teatro como instrumento educativo de mayor eficacia en los centros escolares. Los docentes que siguen su estela, intentando hacer teatro en sus colegios e institutos se encuentran con múltiples dificultades y sin ningún apoyo por parte de la Administración pública. No constituye una prioridad en los objetivos oficiales de formación, pese a los beneficios que se ha demostrado procura la práctica dramática en la formación de los escolares.

El teatro infantil de Alfonso Jiménez Romero recoge un valiosísimo patrimonio de la cultura oral andaluza, que aprovecha para propuestas imaginativas y novedosas en cuanto a espectacularidad y modernidad, que trasmiten mitos y símbolos de alto valor para la experiencia íntima y la praxis social. Es una palabra surgida al calor de las voces infantiles, cuidada con toda delicadeza literaria para que no se aparte de su verdad original. Por ello merece ser rescatada de los originales encarpetados y de las ediciones no venales por las que apenas ha sido transmitida mediante ediciones preparadas para el uso escolar. Así podrán servirse de textos frescos, imaginativos y originados en la misma mentalidad infantil; y los niños que los comprenden como cosa suya crecerán en sensibilidad, imaginación, y comprensión de la realidad social.



25 Conferencia titulada “Un teatro recuperado”. Se guarda en el archivo del autor, inédito.

 

Primera  · Anterior -1234567-  Siguiente ·  Última

 

espacio en blanco

 

 

 

 


Logo Ministerio de Cultura. INAEMespacio en blancoLogo CDT


Don Galán. Revista audiovisual de investigación teatral. | cdt@inaem.mecd.es | ISSN: 2174-713X | NIPO: 035-12-018-3
2014 Centro de Documentación Teatral. INAEM. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Gobierno de España. | Diseño Web: Toma10

Portada   |   Consejo de Redacción   |   Comité Científico   |   Normas de Publicación   |   Contacto   |   Enlaces