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2. VARIA

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2.4 · LA METAMORFOSIS PARCIAL EN EL TEATRO DE FRANCISCO NIEVA.
EL CASO DE TE QUIERO, ZORRA


Por Maha M. Abdel-Razek
 

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2. IMAGINANDO TE QUIERO, ZORRA SOBRE EL ESCENARIO 6

Te quiero, zorra es un vodevil al que el surrealismo le ha gastado una broma. (El Público, 1988).

Las técnicas del lenguaje teatral que Nieva maneja para presentar los hechos fantásticos o los sucesos difíciles de representarse sobre el escenario resultan escasas. Los juegos de la iluminación y los espacios en off ocupan invariablemente el núcleo de la estrategia teatral que Nieva manipula cuando lo considera necesario.

En Te quiero, zorra, la iluminación tenebrosa acompaña la escena de la revelación del rabo a Villier y, por supuesto, al espectador:

(Zoé) se aleja, refugiándose en una zona de penumbra. La luz de las velas arroja sombras inquietantes. Zoé se mantiene de espaldas, gimiendo contra la pared y bajo su camisón, que deja media pantorrilla fuera, alardea flecudo y airoso el rabo de su condenación. (Nieva, 2007, p. 919).

Esta falta de plena luz, que es un acierto de Nieva, crea un ambiente de suspense y sospecha. Además, reduce la posibilidad de caer involuntariamente en lo cómico. Por tanto, si esta escena tuviera lugar en plena luz, perdería mucho de su impacto. Sin embargo, sigue presente la probabilidad de que una escena como ésta provoque risa a la hora de llevarla a escena. Pero incluso si ocurriera esto, no desbarataría la imagen que el dramaturgo ensambla, puesto que toda la acción de Te quiero, zorra aparece impregnada de momentos humorísticos. Por ejemplo, todas las intervenciones de Anaís resultan humorísticas. Saliendo del escenario enfadada porque Villier la abandona por otra, dice: “¡No me sigas, no me sigas…! (Villier no se mueve.) Y continuaría repitiéndolo aunque cambiases de opinión” (Nieva, 2007, p. 917). Por consiguiente, la risa de los espectadores no será sorprendente ni interrumpirá la acción:

Since his (Nieva’s) early involvement with the avant-grade Postismo movement in the 1940s, Nieva has been an exponent of superrealismo in one variation or another. In case of Te quiero, zorra, the application is in the form of fantasía and humor. The merging of the two values of zorra, with its unexpected synthesis o opposites, is a surrealistic joke at both the linguistic and visual levels. (Zatlin, 1989, p. 4).

Es de señalar que esto es de hecho lo que ocurrió en la primera función de la obra en 1988 7:

In the staged production, the tail had both comic and erotic values. The incongruity of the tail, particularly coupled with romantic background music, with Villier stereotypically kneeling before the woman he now loves, or with Zoé’s dancing a waltz, easily gives rise to laughter. (Zatlin, 1989, p. 3).

Por el contrario, semejante momento de revelación del elemento fantástico resulta imposible en No es verdad, ya que Nieva evita presentar los lobos en el escenario. Solamente se habla de ellos y de las consecuencias de sus acciones. Por ejemplo, la loba Ixión no aparece ante el espectador en la escena final del ataque contra Elin, del mismo modo que tampoco vemos el ataque de los lobos contra Pippon y Elin. Nieva considera suficiente que los personajes cuenten lo sucedido. Aparte de la dificultad técnica de estas escenas, Nieva es consciente de que la fantasía en No es verdad surge del ambiente terrorífico que domina la obra y normalmente hablar de lo horrífico causa más terror y miedo que verlo directamente. Entonces, Nieva acierta al crear el ambiente fantástico terrorífico por medio de la imaginación del espectador en No es verdad. Por tanto, cualquier elemento cómico en la puesta en escena destruiría la impresión que la obra aspira dejar en los espectadores.

En Te quiero, zorra contemplar ante nosotros el resultado de la metamorfosis parcial crea un ambiente lúdico y a la vez fantástico; hace que el espectador se introduzca en el mundo fantástico. Además, le incita a creer inconscientemente que el rabo existe y a detener deliberadamente los cánones de la lógica. Por lo tanto, creemos que Nieva logra su objetivo, dado que el espectador ya es participe del hecho fantástico.

Para finalizar, planteamos una incógnita importante a nuestro parecer. La misma Zoé –cuya metamorfosis representa una exaltación de lo instintivo en el ser humano y una estimación del personaje liberado de toda hipocresía– termina siendo también hipócrita, al aceptar la propuesta de Villier (casarse con él y tener una doble vida, lo cual –desde nuestra perspectiva– pone en peligro su prodigiosa cola). Esto nos lleva a preguntarnos: ¿puede desaparecer el rabo para volver a ser otra vez completamente humana en el caso de que se entregue a la hipocresía como los demás?



6 Se estrenó en el Círculo de Bellas Artes, en 1988, bajo la dirección de Juanjo Granda, junto con No es verdad. En 1997 se representó en el Teatro Alfil, con Caperucita y el otro, dirigida por Luis Arroyo (Compañía Teatro Previo).

7 Fue dirigida por Juanjo Granda y representada por la compañía de teatro del propio F. Nieva, cuyos jóvenes actores son los mismos alumnos de Nieva en la Real Escuela de Arte Dramático. Ha sido estrenada en el Círculo de Bellas Artes.

 

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