Siete capítulos breves para una panorámica muy general

1. Autores

Los autores canarios en esta última década han retomado el lugar que les corresponde dentro de la creación escénica, aunque aún son la pieza más invisible de un fenómeno de por sí poco reconocido. Son varios los factores que ha incidido en este hecho. En primer lugar, aquellos autores que surgieron en torno entre la década de los ochenta y los noventa en nuestro panorama teatral han logrado una notoria madurez creativa; eso sí, fruto más de su tenacidad que de sus posibilidades de proyección y puesta en escena.

Por otro lado, algunos autores comenzaron a desarrollar su trabajo en paralelo a la línea de investigación de algunas compañías, lo que ha permitido ver en escena numerosos textos de sello canario. Este es el caso de dramaturgos como Francisco Monge, junto a la compañía Helena Turbo Teatro o de Ignacio Cabrera con La República [fig. 1]⁴.

Por último, están surgiendo, junto a las anteriores generaciones de autores, nuevas voces muy contundentes en nuestro panorama actual. En 2008 comenzó una iniciativa, impulsada por la compañía  2RC Teatro que dirige Rafael Rodríguez, animada por el espíritu de crear, potenciar y dar visibilidad a los autores canarios. Ante las limitadas posibilidades de formación en escritura teatral, el proyecto CanariasEscribeTeatro(Nuevas Voces) busca generar un espacio de formación continuada en dramaturgia para los autores de Canarias. Convencido de que los textos teatrales nacen con voluntad de ser representados, el proyecto promueve la investigación en paralelo con la escena y ha dado como resultado dos premiados espectáculos que han logrado dar voz a una cada vez más amplia nómina de autores de las Islas. En 2009 se estrena Los mares habitados, un espectáculo que indagaba sobre el fenómeno de la inmigración en cuatro escenas, cada una propuesta por uno de sus autores: Irma Correa, Antonio Tabares, Orlando Alonso y Carlos Alonso Callero quien además asume la dirección [fig. 2]. En 2010, CanariasEscribeTeatro llevó a escena la obra del joven e incipiente dramaturgo Maykol Hernández, La quinta pared [fig. 3]. Ambas propuestas han sido el arranque de un proyecto vital para aunar las voces solitarias de la escritura escénica actual en un territorio fragmentado por la condición insular y donde la tradición autoral es tan rica como poco visible. En este sentido, CanariasEscribeTeatro se propone servir de plataforma de divulgación y promoción de la dramaturgia canaria, así como de llevar a cabo la necesaria reflexión entre los profesionales de las artes escénicas en Canarias. Se trata de un proyecto a largo plazo, pero sus posibilidades son evidentes.

2. Compañías

La mayor parte de nuestras compañías más reconocidas y con un recorrido más sólido surgieron de la efervescencia creativa de las últimas décadas del siglo pasado. Han alcanzado su madurez y cuentan con un público fiel compañías como Clapso [fig. 4], Profetas de Mueble Bar [fig. 5], Delirium [fig. 6] o Helena Turbo Teatro [fig. 7]. En esta primera década de siglo, han ido surgiendo nuevas compañías fundadas por actores provenientes de otros grupos escindidos, de aquellos profesionales formados en la península que han optado por afincarse en Canarias y también gracias a la progresiva incorporación de los actores formados en las Escuela de Actores de Canarias. Así aparecen nombres como La República, Morfema, Unahoramenos [fig. 8], BurkaTeatro, 2RC Teatro y más recientemente Teatrofia [fig. 9], Reymala [fig. 10] o Bypass [fig. 11].

No tenemos posibilidades espaciales para ser minuciosos en nuestra lista, pues por desgracia, la nómina de compañías canarias, que en los últimos años debe incorporar una treintena aproximada de grupos, sufre con demasiada frecuencia modificaciones. Es el síntoma más notable de la debilidad de las estructuras profesionales que, no por falta de voluntad, sino de condiciones estables en las que desarrollar su trabajo, deben optar por la diversificación. Las condiciones de los circuitos, del apoyo financiero y de distribución de las producciones y la falta de regularidad en la exhibición de los espacios abocan a nuestras compañías más luchadoras a intensificar el número de proyectos, reduciendo su vida útil y de buscar la rentabilidad a toda costa, sin posibilidades de investigar y mucho menos de fracasar. Todo ello va mermando la fertilidad de un sector que ha sido el primero en sufrir las consecuencias de una crisis coyuntural cuya salida parece aún lejana.