¡Un millón de princesitas! La escena madrileña para la infancia en el primer franquismo.

Cristina Santolaria Solano
Madrid, ASSITEJ España, 2022, 296 págs. Premio Juan Cervera de Investigación 2021.

Esther Fernández Institute for Research in the Humanities (University of Wisconsin-Madison)
¡Un millón de princesitas! La escena madrileña para la infancia en el primer franquismo, de Cristina Santolaria Solano.

El libro de Cristina Santolaria Solano, ¡Un millón de princesitas! La escena madrileña para la infancia en el primer franquismo, es una contribución necesaria y fundamental para la historia de nuestro teatro español y del teatro infantil universal. El libro ilumina una de las muchas lagunas que hemos venido arrastrado durante décadas por inercia intelectual y, aunque nos cueste admitirlo, por una falta de interés bastante generalizada hacia el panorama cultural dirigido a niños y jóvenes. Aunque existen visionarios investigadores que no han tirado la toalla y que a lo largo de sus agendas de investigación siempre le han dedicado rigurosos estudios, la dramaturgia infantil y su puesta en escena siguen siendo consideradas artes menores.

En el ámbito del hispanismo anglosajón, en el cual me he desenvuelto como investigadora, este desprecio injustificado por el teatro infantil español revela una visión sesgada de lo que realmente significa e implica. La importancia de este género y de su puesta en escena va más allá de las artes escénicas. No podemos disociar el teatro infantil de la política cultural, de las ideologías partidistas o de la sociedad en general lo que forma un rico tejido interdisciplinario arraigado a la historia de nuestro país. Por esta razón, leer el libro de Santaolaria Solano es emprender un viaje artístico, ideológico y social por la España de los años 1940 y 1950, conocida como el primer franquismo.

Es impresionante el trabajo de campo realizado por la autora y las fuentes documentales que maneja para reconstruir a partir de una multitud de datos dispersos lo que fue el panorama teatral dedicado a los más jóvenes en un periodo tan complejo como fue esa primer ola de represión durante las dos primeras décadas de dictadura.

Santaolaria Solano rescata información de diversos fondos y archivos en toda España, como el Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música (CDAEM), los archivos de la SGAE, los fondos documentales del TOPIC de Tolosa y del Museo Nacional del Teatro, el Archivo General de la Administración (AGA), el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid y la Biblioteca Nacional, entre otros. Solamente este rastreo de datos demuestra que estamos ante una investigadora y documentalista sin par.

El título de la monografía alude a cómo la escena infantil en Madrid de la época reflejaba un universo plagado de fantasía para los jóvenes y ausente de cualquier problemáticas social. Dominaba entonces una ideología conservadora y como consecuencia, las princesas que abundaban en el teatro infantil estaban siempre a la sombra de padres, príncipes y héroes que las guiaban y las salvaban de los peligros o fuerzas del mal. Este mismo mensaje de que ‘todo iba bien’ y que el niño podía refugiarse en mundos de hadas y dejarse llevar por la imaginación sin mayores preocupaciones fue una actitud promovida por el conservadurismo de la derecha.

¡Un millón de princesitas! sigue principalmente un orden cronológico en su estructura y cada capítulo trata de una serie de categorías, compañías o personalidades insignes en el mundo de la escena como casos de estudio particulares. De este modo el estudio se aleja de ser un s catálogo de datos al incluir análisis y reflexiones profundas que se van entretejiendo para ir dando forma a una historia humana.

El volumen está ricamente ilustrado con reproducciones de artículos de periódico, fotografías, figurines y diseños de decorados que en ningún caso debemos interpretarlas como un capricho estético de su autora. Al contrario, todo este material visual contribuye a reflejar la riqueza y autenticidad de los materiales de archivo utilizados por la investigadora.

El libro comienza con un prólogo de otra de nuestras grandes especialistas en teatro infantil, Berta Muñoz Cáliz que sintetiza con agudeza las líneas generales del estudio. El primer capítulo, funciona como una introducción para adentrarnos en los capítulos que seguirán. El segundo capítulo se centra en la década de los años 40, analizando el uso de los clásicos en iniciativas públicas, el caso del Teatro Maravillas y distintas iniciativas privadas. El tercer capítulo se adentra en la década de 1950, trazando también las diferencias entre el sector del entretenimiento lo público y lo privado. El capítulo cuarto vuelve a servirse de una visión panorámica para estudiar dentro del periodo que enmarca la totalidad del estudio los distintos aspectos de la puesta en escena (censura, recepción, etc.). El capítulo cinco se dedica a concluir un monográfico enriquecido por una extensa bibliografía, así como por varios anexos en los que se especifican los expedientes de censura consultados y las carteleras de espectáculos para la infancia de Madrid. Este corpus de documentación anexada es otra de las riquezas que ofrece este volumen.

No es casualidad que ¡Un millón de princesitas! recibiera en el 2021 el Premio Juan Cervera dedicado al fomento de la investigación de las artes escénicas para la infancia y la juventud. Gracias a estudios como este, otros investigadores con menos experiencia o un acceso restringido a un corpus de investigación como el que presenta Santaolaria Solano pueden continuar el camino pionero abierto por nuestra autora.

Aunque el título del monográfico se refiera irónicamente a una superabundancia de princesitas, al profundizar en su lectura, descubrimos la complejidad real que esconde la cultural infantil y juvenil en todo país y las muchas posibilidades que ofrece continuar su investigación.

Reevaluar la Historia universal se ha convertido hoy en día en una responsabilidad para los investigadores y volver al teatro infantil resulta imprescindible si queremos mejorar como sociedad y proyectarnos hacia un futuro mejor. En España, al menos, hay mucho campo que queda por estudiar y estudios pioneros como este nos ponen en el camino de seguir con muchas de las tareas que nuestra autora ilumina con sus datos. Personalmente, sin esta contribución yo no podría haberme adentrado en el estudio del teatro infantil del tardo-franquismo cuya trayectoria me ha sido iluminada por todos estos millares de princesitas que con el tiempo irán desapareciendo del panorama cultural infantil.