Valle Inclán y Buero Vallejo:
Esperpento y tragedia en la España contemporánea

HUERTA CALVO, Javier, Julio VÉLEZ SÁINZ (eds.) y Mónica MOLANES RIAL (coord.)
Madrid, Ediciones del Orto, 2018, 198 pp. (Varia Escénica).

Real Escuela Superior de Arte Dramático / Instituto del Teatro de Madrid

Valle Inclán y Buero Vallejo: Esperpento y tragedia en la España
         contemporánea

La edición de nuevos estudios sobre quienes (con permiso de García Lorca) son hoy sin discusión los grandes clásicos del teatro español del siglo XX es siempre una buena noticia. Si, además, entre los firmantes de los trabajos editados están Ernesto Caballero, César Oliva, Margarita Santos Zas y los editores, entre otras primeras firmas de los estudios teatrales actuales, podemos asegurar que el lector interesado está de enhorabuena.

El material publicado en este volumen corresponde a las ponencias de un curso de verano de la Universidad Complutense celebrado en el verano de 2016, año en el que se cumplía el centenario del nacimiento de Buero y los ciento cincuenta años del de Valle-Inclán. La oportunidad era óptima para confrontar a los dos autores y sus estéticas, a menudo consideradas opuestas, de la tragedia y el esperpento.

El resultado está distribuido en una primera parte dedicada a Valle-Inclán, con trabajos de Ernesto Caballero, José Gabriel López Antuñano, Epicteto Díez Navarro y Margarita Santos Zas; a continuación, se ofrece un bloque dedicado a Buero Vallejo, formado por estudios de Javier Huerta Calvo, Sergio Santiago Romero y Julio Vélez Sáinz. Cierra el volumen, “a modo de conclusión”, la ponencia de César Oliva sobre la fortuna escénica de Valle y Buero. Se publica también un adendum que incluye los dibujos que realizó Icíar López Yllera de alguno de los participantes en el curso de verano.

A la fuerza esta recopilación de trabajos sobre dos de los dramaturgos más importantes que ha dado el teatro español durante el siglo XX hace que el apartado dedicado a cada uno de ellos tenga que ser limitado. Sin embargo, no deja de ofrecer novedades, tanto por la aparición de nuevos materiales hasta hoy desconocidos como por las nuevas visiones que se ofrecen.

Probablemente, lo más sorprendente para el gran público, aunque ya conocido por los especialistas en Valle-Inclán, es la descripción que hace en su ponencia “Valle-Inclán, a vueltas con la tragedia: un manuscrito inédito del escritor” Margarita Santos Zas del Legado Valle-Inclán Alsina:

Este archivo familiar contiene los “borradores” – pruebas de aguafuerte los llamó Valle-Inclán–, “materiales en ebullición”, no solo de obras literarias editadas […], sino de borradores –en distintas fases de redacción– desconocidos hasta hoy, así como vocabularios, cuadernos de viaje, notas documentales, esquemas, bocetos, resúmenes, guiones de conferencias…; pero también cartas que ofrecen perfiles poco conocidos del escritor, como su papel de gestor de sus propios libros, faceta de la que también resultan elocuentes las numerosas facturas y cuentas, que nos hablan de las finanzas familiares y los detalles de la vida doméstica de don Ramón, datos que no casan con su tópico perfil bohemio. (p. 68).

Un ejemplo de lo que ofrece este legado lo presenta la propia Margarita Santos en su ponencia, en la que analiza los apuntes de Valle para Las mujeres de Sálvora, “Tragedia griega”, en la que el autor se planteaba dramatizar un episodio contemporáneo, el naufragio del vapor Santa Isabel frente a la isla de Sálvora el 1 de enero de 1921, suceso que ha sido llevado al cine en 2020 por Paula Cons en su película La isla de las mentiras. Valle-Inclán no llegó a acabar la obra, pero sus apuntes muestran que en 1921, cuando ya había comenzado su etapa esperpéntica, no había renunciado a escribir una tragedia del más puro clasicismo.

Otra sorpresa no menor es la que desvela Julio Vélez en su ponencia sobre Buero Vallejo, en la que revela la existencia del epistolario del autor con la hispanista Patricia O’Connor, que se conserva en la Fundación Juan March. En palabras del profesor Vélez, “este fondo documental, magnífico, necesita urgentemente que alguien lo edite” (p. 151n.), lo que no es exagerado, teniendo en cuenta las referencias a varias cartas que se incluyen en el texto.

Hoy día no se concibe ya un estudio sobre teatro que no incluya el análisis de la representación y la recepción de las obras. Y, de hecho, muchos de los artículos publicados en este libro siguen esta tendencia: Ernesto Caballero analiza la presencia de Valle-Inclán en su propia obra como escritor y como director, lo que no solamente es índice de la influencia del autor gallego en la dramaturgia contemporánea, sino que da una clave para entender el trabajo escénico de Caballero. José Gabriel López de Antuñano, en “Valle-Inclán, nuestro contemporáneo”, analiza su obra desde el punto de vista de sus indicaciones para la representación. Julio Vélez, en el ya citado artículo “Buero en democracia: política y crítica teatral”, hace un minucioso análisis de la recepción del teatro de Buero Vallejo tras la muerte de Franco. César Oliva, por su parte, traza, en “Valle y Buero en la escena” la fortuna escénica de ambos escritores.

Más tradicionales en sus planteamientos, pero igualmente suculentos, son las ponencias de Epicteto Díaz Navarro, Javier Huerta y Sergio Santiago. El primero, en su ponencia “El carretón, el sacristán, su mujer y el amante (sobre Divinas palabras y la posguerra)”, ahonda en el sentido de la “tragicomedia de aldea”, tal como la denominó Valle-Inclán, señalando los elementos trágicos de la terrible historia, ya decididamente esperpéntica, de los Gailos. Javier Huerta, en “El sentido religioso en la tragedia de Buero Vallejo” aborda un tema apenas tratado entre los estudiosos de la obra de Buero, dada su conocida postura de indiferencia religiosa. Sin embargo, a partir de Las palabras en la arena, el profesor Huerta analiza los rastros de una religiosidad nada dogmática y opuesta al nacional-catolicismo imperante en la España de la época. Por último, Sergio Santiago, en “Esperaré sin esperanza: ecos nietzscheanos en La tejedora de sueños de Antonio Buero Vallejo” nos ofrece un penetrante análisis de la influencia del filósofo alemán en la obra de inspiración mitológica del dramaturgo.

Un libro, en fin, que se leería con más gusto si Ediciones del Orto se hubiera tomado algún interés en ofrecer un texto libre de erratas y sin tantos errores de composición.