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Extracto de la noticia publicada en AISGE , el 29.10.2024.
Los Premios Actúa se convierten en un “acto de amor hacia un oficio milenario”

El presidente de AISGE, Emilio Gutiérrez Caba (Foto: Enrique Cidoncha / AISGE)

Los Premios Actúa se convierten en un “acto de amor hacia un oficio milenario”

Los galardones anuales de AISGE reivindican, una edición más, el trabajo de los actores como el eslabón más necesario; “el único imprescindible”, en palabras de su presidente, Emilio Gutiérrez Caba

“El oficio de actor es hermoso, pero este empeño vital con el arte y el juego está sujeto a dificultades y sinsabores. Es inestable y muy sensible a las turbulencias”, reflexionó Emilio Gutiérrez Caba, presidente de AISGE y de su Fundación, en el inicio de la ceremonia de entrega de los XVI Premios Actúa, HazTuAcción y Pilar Bardem, celebrada este lunes en el Nuevo Teatro Alcalá. E hizo un llamamiento a los profesionales de la interpretación: “Debemos ser los más interesados en defender las condiciones en que se desarrolla nuestro trabajo. Que no nos tiemble la voz cuando tengamos que alzarla”.

Antes, el máximo mandatario de la entidad de gestión había deseado al público que llenaba el coliseo madrileño que disfrutase de una velada entrañable y especial que “nos sigue motivando y emocionando”. “Hemos dedicado tiempo, esfuerzo e imaginación para que sea una noche que guardéis en vuestra memoria”. Y definió la gala como un “acto de amor hacia un oficio milenario y hacia quienes lo hacemos posible. Porque no debemos olvidar que las artes escénicas no existirían sin los actores, que somos el eslabón más necesario, el único imprescindible”.

No quiso abandonar el escenario sin pedir a todos los socios de AISGE que participaran de las actividades de la entidad, desde las elecciones a cualquiera de sus actos públicos. “Hago un llamamiento a la participación activa y a la lucha. Os necesitamos a todas y a todos. Acudid a asambleas, votaciones, leed los boletines, la web. Esta sociedad es vuestra. Os necesitamos, os esperamos. No lo olvidéis”.

 

Al son de ‘Por la calle de Alcalá’

Mientras sonaba el popular “Pasacalle de los nardos”, pasodoble conocido también como «Por la calle de Alcalá», compuesto por el Maestro Alonso para Las Leandras, fueron subiendo al escenario todos los galardonados de esta edición. Y comenzó la entrega de estatuillas. Al actor y patrono José Manuel Seda correspondió presentar a la primera galardonada, Marisa Paredes, de la que destacó su calidad artística pero también su compromiso con las causas sociales y con el empoderamiento de las mujeres. “En ella se aúnan trayectoria, compromiso y talento”, dijo el intérprete sevillano de quien obtuvo el Largo Camino Actriz.

La actriz madrileña, que se inició con 15 años en el Teatro de la Comedia de la mano de Conchita Montes como meritoria y con un sueldo de 125 pesetas de entonces, quiso mantener el tono reivindicativo de Emilio Gutiérrez Caba. Además de bromear con la posible presencia de Isabel Díaz Ayuso (“es que no nos llevamos muy bien esa chica y yo”) y con los reconocimientos que está recibiendo en los últimos tiempos (“ya debo ser mayor porque no paran de darme premios, como si no hubiese otras actrices maravillosas”), recordó la lucha emprendida por la profesión durante los largos años del franquismo para conquistar un día de descanso. “Conseguimos derechos que no existían”, comentó, para a continuación alertar: “Los derechos están, pero se pierden en un segundo por la acción de las fuerzas reaccionarias. A la mínima ocasión que tengan para tocarlos, van a echarlos para atrás”.

Y cerró su intervención con un grito de guerra, “¡viva la libertad!”, frente a lo que llamó “tiempo de la gran mentira” en que nos ha tocado vivir.

 

“Siempre se añora la magia del teatro”

Tras el paso de la musa de Pedro Almodóvar por el escenario, fue el turno de Paco Cecilio, que recibió el Largo Camino Actor de las manos de la actriz y patrona Amparo Climent, quien halagó la gran calidad humana de quien se hizo muy popular en España interpretando al personaje de Don Rácano en el programa Un, dos, tres…responda otra vez.

Cecilio, que se felicitó por estar de nuevo sobre un escenario y ante un público que ama el teatro, recordó los momentos previos, cargados de emoción y nervios, que todo actor pasa antes de que se levante el telón. “Solo sé que no he conocido a nadie que no hablara con pasión de este oficio. Quien lo ha ejercido añora siempre la magia del teatro”, reconoció, al tiempo que dedicó su estatuilla a los miembros de su generación, “que tanto luchó contra las injusticias y tanto trabajó para que se hiciera un teatro moderna. Con esta generación se formó AISGE”.

 

Una actriz que ha dejado huella por su dedicación y pasión

Llegó el momento de María José Goyanes, introducida por la actriz Ana Turpin, que se refirió a ella como a una figura “que ha dejado huella por la dedicación y pasión que ha puesto en cada papel que asume”. Y destacó de ella su gran talento, pero también “el impacto positivo que crea en quienes la conocemos y hemos trabajado con ella”.

La actriz madrileña, que en unas semanas cumplirá 76 años, confesó sentirse nerviosa al recoger el Premio Largo Camino Actriz: “Recibirlo es un verdadero honor y una gran satisfacción porque continúo trabajando y saliendo al escenario con la misma pasión de siempre”. Quiso dedicarlo a sus compañeros, a los equipos de trabajo y a quienes le habían brindado las oportunidades de participar de una “maravillosa y durísima profesión”. Y cerró: “Es un galardón que es celebración por los años que llevo, pero también una inspiración para seguir adelante”

 

Llegar cuerdo a los 80 años

Antes de ceder la palabra al siguiente galardonado, Mario Pardo, el actor y consejero Julián Rodríguez se preguntaba si el barcelonés era mejor artista o persona, “un dilema que no tiene solución, porque es tan enorme como actor que como persona”.

El delegado de AISGE en San Sebastián quiso dar las gracias a los patronos, al equipo de la entidad, a su hijo Ander, a los espectadores y a su pareja, Elixabete Hormaza, “que me ha acompañado a lo largo de 40 años y ha sido un ancla que ha impedido que esta nave loca que es mi vida anduviera vagando por ahí”. Y concluyó: “Y las gracias más profundas las dedico a mi profesión, que me ha permitido llegar a los 80 años con cordura”.

 

Una mujer humilde, risueña, entregada y cariñosa

Para la actriz y consejera Silvia Sarmentera, la actriz de doblaje Ana Ángeles García es una gran maestra que ha dedicado toda su vida a una profesión que ama, además de una persona “humilde, risueña, entregada y cariñosa”. “¡No se puede ser más grande!”, recapitulaba.

Con una brillantísima trayectoria como actriz de voz, la madrileña García aseguró al recoger su estatuilla que la gala le parecía “el reflejo de mi vida entera y de lo que más amo, el doblaje. Me pongo delante del atril y se me olvida todo”. Tuvo palabras de admiración y respeto hacia sus maestros, especialmente para José Angel Juanes, que le dio la oportunidad de iniciarse en esta profesión en la que sigue embarcada. Casualmente, el actor también recibió este galardón en la edición de 2022. Confesó que cada nuevo papel “ha sido para un regalo” y dejó claro que, aparte de la técnica, “los actores de doblaje somos actores”. Y cerró su alocución con una promesa: “Voy a seguir a vuestro lado porque esta profesión me da la vida”.

 

 El cine bien doblado, el octavo arte

“Ha sido fiel al original, pero ha conseguido transmitir su personalidad a los actores que ha doblado”. Así se refirió la actriz María Llüisa Magaña al galardonado con el Largo Camino Actor de Voz, el mataronense Joan Pera, un profesional brillante en todas sus facetas: teatro, televisión, cine y doblaje.

Pera, que ha gozado de una gran popularidad por haber dado su voz a Mister Bean y, sobre todo, Woody Allen, reconocía que resultaba emocionante recibir un premio por algo que había hecho lo mejor que había sabido y podido. “Quiero dar tantas gracias a tanta gente”, se arrancó, antes de dar rienda suelta a su vis cómica cuando relató cómo había conocido al actor y director neoyorquino. “Me sorprendió que quisiera conocerme, porque no es algo habitual”, dijo, para añadir: “yo le pongo cosas porque él es más soso, pero no se lo digáis”. Al realizador norteamericano, según contó, le dijo durante ese encuentro: “Woody, lo haces muy bien, pero hay momentos en que yo estoy mejor”, una apostilla que desató las risas en la platea.

Lanzó un alegato en defensa del trabajo de los actores de doblaje frente al empeño de las multinacionales por sustituirlos por la inteligencia artificial: “No es importante lo que dice un actor, sino lo que quiere decir el texto, y eso no hay máquina que lo sepa. No queremos ver a Paul Newman convertido en un muñeco parlante”. Y concluyó: “Somos arte y cultura. Déjennos que pongamos voz y alma para llegar a todas partes. El cine es el séptimo arte, pero el cine bien doblado debería llamarse el octavo arte”.

 

Dos talentos emergentes y concienciados

El actor y consejero César Sánchez fue el encargado de recibir a la joven Laia Manzanares, a la que dio las gracias “por recordarnos la magia de esta profesión” antes de entregarle la estatuilla de Joven Talento. La actriz barcelonesa reconoció que desde la primera vez que actuó profesionalmente sintió que el mundo de la interpretación era su hábitat natural, lo que le generó una gran sensación de poderío. “Se desarrolló en mi cabeza la idea de que tenía un gran poder y una gran responsabilidad por el lugar que este oficio nos da en el mundo”, pronunció.

Dijo sentirse “muy feliz de vivir de esto”, algo que también apostilló quien compartió con ella la categoría de Joven Talento, el madrileño Patrick Criado, a quien había concedido la palabra Nieve de Medina tras alabar su “talento excepcional y sus interpretaciones impresionantes, además de su compromiso con los derechos”.

“Gracias a la Fundación AISGE por este premio, que es un honor, y por la labor que hace para que podamos pagar los alquileres en Madrid. Y a esta profesión que me conecta con el lado más humano”, subrayó quien deslumbrara al gran público desde muy jovencito por sus participaciones en series como Águila Roja, El comisario o Amar en tiempos revueltos.

 

El reto siempre complejo de la danza

“Qué difícil es hablar, aunque más difícil es bailar. No me salen las palabras, solo sentimientos de gratitud y agradecimiento por este honorable reconocimiento que creo no merecer”, aseguró una emocionada Ana González, acompañada del consejero Willy Arroyo, quien firmó la idea y dirección de la gala e hizo entrega del galardón Largo Camino a la bailarina que cambió el ballet por la danza española y brilló en el Ballet Nacional de España durante dos décadas.

Ana González tuvo palabras de cariño hacia su maestra Pilar López, de quien recordó que afirmaba que siempre decía que todas las artes son muy bellas, pero que la danza “es la más bella de todas”. Ante de abandonar el escenario aludió al papel de AISGE como “refugio donde nos sentimos queridos”. Y se despidió con un “¡no dejéis de bailar, compañeros!”.

El último de los Premios Actúa fue a manos del bailarín y coreógrafo Joaquín de Luz, quien lo recogió de Cristina Plazas. Quien en este 2024 ha puesto fin a cinco años al frente de la Compañía Nacional de Danza aseguró que se sentía como en un sueño. Aprovechó la ocasión para reclamar una mayor atención hacia la cultura: “Pasé 24 años en Nueva York y a mi vuelta encontré la cultura algo descuidada, a pesar de nuestro inmenso talento. Hay que cuidar la cultura un poco más”. Por último, dedicó el galardón “a los bailarines españoles que están en compañías de todo el mundo y a mi madre, que me empujó al ballet. Muchas gracias, mamá”.

 

Compromiso social de los Premios HazTuAcción

Tras el reconocimiento a las brillantes trayectorias profesionales a través de los Premios Actúa, la gala se centró en distinguir el compromiso social de diferentes entidades con los Premios HazTuAcción, que tuvieron por maestros de ceremonia a la actriz y consejera Amparo Climent y al director general de AISGE, Abel Martín. En esta XVI edición se aplaudió desde la Fundación AISGE la encomiable labor social de la Fundación Vicki Bernadet, dedicada desde 1997 a atender, prevenir, formar y sensibilizar frente a los abusos sexuales infantiles, y a la Fundación AMAI TLP, organización liderada por familiares de personas afectadas por el Trastorno Límite de la Personalidad. Recogieron las estatuillas Vicki Bernadet, que preside la institución que lleva su nombre, y Teresa Oñate, presidenta de AMAI TLP. Ambas pusieron el acento en la necesidad de una mayor visibilidad de los fines de sus organizaciones, que contribuyen a mejorar la vida de las personas a las que atienden.

 

 Erradicar la obesidad infantil

Emilio Gutiérrez Caba retornó al escenario para entregar la última estatuilla de la noche, el Premio Humanitario Pilar Bardem a la Fundación Gasol, creada por los hermanos baloncestistas Pau y Marc, para erradicar el sobrepeso y la obesidad infantiles, en un momento en que, en España, por ejemplo, uno de cada tres niños está por encima de su peso ideal. Recogió el premio la directora general de Gasol Foundation, Cristina Ribes, quien resumió: “somos activistas de la vida saludable”.

La gala incluyó también la proyección de un vídeo corporativo que hacía especial hincapié en el Estudio Sociolaboral, y un recuerdo (In memoriam) para todos los actores y bailarines fallecidos en el último año. Además, hubo un número de baile jazz a cargo de la compañía de la coreógrafa Cuca Pon y hasta tres momentos musicales particularmente hermosos: la cantante Estíbaliz Martyn interpretó una pieza de raíces gallegas junto a su pianista, Juan Antonio Simarro, y culminó la noche con una impresionante exhibición como soprano a partir del Nesum dorma, la célebre aria de Puccini. No menos emotiva y desgarradora fue la lectura que Ángel Ruiz, actor y cantante, desplegó de Luz de luna,  la mítica canción mexicana de Álvaro Carrillo que tanto contribuyeron a popularizar Chavela Vargas o Rocío Dúrcal.

Como auguró al principio Gutiérrez Caba (“Deseo que esta noche seáis intensa e inmensamente felices”), los espectadores pudieron disfrutar de una entretenida velada en la que primó la charla, la empatía y la alegría, y seguramente regresaron a sus casas con una sonrisa franca.