«El pasado no está atrás, siempre está dentro. Fuenteovejuna es la España de la que venimos y, de algún modo, la que nos queda», explica Juan Mayorga. El dramaturgo, uno de los más representados y traducidos de nuestro país, ha versionado el clásico de Lope de Vega para La Joven Compañía, un grupo de actores noveles de entre 18 y 25 años dirigido por José Luis Arellano.
Ensayan en una antigua nave industrial, tienen talento, intensidad y un entusiasmo prudente. La filosofía del proyecto es doblemente ambiciosa: darles formación, experiencia y trabajo a estos jóvenes y, además, insuflar teatro en vena a un público también adolescente. «Estamos acostumbrados a oír diagnósticos algo catastrofistas sobre la juventud», sostiene Mayorga. «Que no les interesa la cultura, que no hacen sociedad, que cuando están juntos están separados y absorbidos por sus móviles... En este sentido, queremos recuperar el teatro como un espacio de reunión y de imaginación, un lugar de asamblea». [...]
La Joven Compañía ya actuó ante más de 15.000 personas la pasada temporada con otra versión de Fuenteovejuna, con El señor de las moscas, de William Golding y con Invasión, de Guillem Clua. Y en cuanto a esta nueva Fuenteovejuna –más cruda, más dFuenteesnuda y arriesgada– ya hay más de 8.000 reservas de centros educativos para el mes de abril. Las sesiones matinales se dedicarán exclusivamente a profesores y alumnos. Los jueves, viernes y sábados, a las ocho de la tarde, estará abierta a todos los públicos.
Carolina Yuste, de 23 años, graduada en Arte Dramático, es Laurencia, una mujer arrebatadora y audaz que padece la lascivia y el acoso del Comendador de Fuenteovejuna: «Para mí es un honor y una responsabilidad ponerle voz a las mujeres que sufren abusos de cualquier tipo. No sólo sexuales, también políticos», explica. «El público joven empatiza con nosotros porque nos ve de su misma edad. Nosotros intentamos que se agarren al teatro, a la cultura, y hacerles reflexionar». […]
Jaime Lorente (23, Arte Dramático) es Fernán Gómez de Guzmán, el Comendador: «Lo que me emociona de esta obra es que habla del pueblo español. En el arte, tenemos cierta tendencia a mirar fuera de las fronteras. Pero, ¿cuándo hablamos de nosotros? ¿Cuándo saltamos, hasta dónde aguantamos?», delibera.[...]
El director, José Luis Arellano, ha apostado por el ritmo, la insinuación que no pierde vigor y la «corporalidad de las emociones». Su truco para impresionar al público joven –un sector más difícil, tal vez más escéptico– es no infantilizarlo: «Es una audiencia selecta y sólo se la atrapa cuando algo es de verdad. Escénicamente, lo mejor es despojarse de todo y darle a masticar directamente las injusticias, las pasiones, el honor... cosas que también se viven en el patio del colegio». [...] (Lorena G. Maldonado)