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Frinje, fogón de la escena experimental
El Matadero de Madrid, escenario del laboratorio de la creación
El Fringe ha sido rebautizado. La ‘g’ ha mutado en ‘j’ para avalar la pronunciación castiza (a la que tendía su público) en detrimento de la anglosajona. El cambio también obedece a una cuestión de fondo: la separación progresiva de la ‘franquicia’ madrileña del modelo original, el gestado con tanto éxito en Edimburgo, que cada verano inunda de espectáculos escénicos la ciudad. “Allí no hay una labor curatorial en sentido estricto. Incluso las compañías pagan para estar presentes. Y nuestros montajes y talleres se ciñen siempre a un espacio concreto: el Matadero”, advierte a El Cultural Marion Betriú, responsable artística del festival junto a José Manuel Mora (ella volcada en la exhibición y él centrado sobre todo en los numerosos laboratorios). […]