Encima del patio de butacas del Teatro Calderón de Valladolid existe una gran sala diáfana que antiguamente se usaba como astillero: allí se construían telones y decorados. Aún mantiene su nombre original (Salón de Telones), aunque hoy su función es otra. Se utiliza para ensayos y, desde hace tres años, sirve de sede a un innovador proyecto para la promoción de las artes escénicas entre los jóvenes: La Nave. Sesenta chicos de 16 a 26 años con diferentes habilidades (músicos, actores, bailarines, diseñadores, escritores) trabajan juntos durante un año en un proceso creativo que culmina con el estreno de un montaje teatral.
La Nave no pretende formar actores o profesionales de la escena. “Para eso ya están las escuelas de arte dramático. Nuestro objetivo es despertar el interés del teatro entre los jóvenes, crear el público del futuro. Hasta los 16 o 18 años, van al teatro porque les llevan sus padres o sus profesores. Son público cautivo, pero en cuanto pueden tomar sus decisiones, la mayoría dejan de ir. ¿Por qué? Quizá porque no encuentran nada que les atraiga en los escenarios”, explica Txema Viteri, director artístico del Calderón. […]
El sábado mostrarán por primera vez al público el resultado de estos meses de trabajo: Fuegos, una performance en la que vuelcan lo que su generación piensa de los refugiados que llegan a Europa y el éxodo al que se ven obligados muchos de sus amigos por la crisis. Reglero ideó la puesta en escena y en la fase final contaron con la ayuda de Lola Blasco, última ganadora del Premio Nacional de Literatura Dramática, para elaborar la dramaturgia a partir de sus creaciones y testimonios.
Un día a principios de año, visitó La Nave Marah Rayán. Palestina de 22 años. Nacida en Jordania, refugiada en Siria y Suiza. Ahora estudia en Salamanca con una beca. Fue incorporada como intérprete de su propia historia. “Es importante contarle a la gente lo que pasa de verdad. Quizá así empecemos a buscar soluciones”, dice.
La Nave ya ha dado frutos. “Los chicos han perdido el miedo al teatro. Y traen a sus amigos. Estamos tejiendo redes. Es nuestro deber como institución pública”, concluye Viteri. (Raquel Vidales)