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Abel Martín Villarejo, Helena Pimenta, Guillermo Heras y Emilio Gutiérrez Caba en la presentación (Foto: AISGE)
ADE y AISGE defienden una red de residencias teatrales para generar “un gran tejido cultural”
Los directores escénicos reclaman un modelo “a la portuguesa” que revitalice teatros infrautilizados y dinamice la España vaciada
“Ningún teatro sin compañía, ninguna compañía sin teatro”. Parece una pretensión razonable bajo su aspecto de formulación elemental, pero los promotores de la iniciativa Por la residencia teatral saben que una empresa de estas características requiere de tiempo, dinero y –quizás por encima de todo– capacidad de persuasión. Así lo explicitaron en la presentación de esta campaña, la tarde del lunes 13 de junio, los máximos representantes de sus dos grandes impulsores, la Asociación de Directores de Escena (ADE) y la Fundación AISGE. Fue su presidente, el actor Emilio Gutiérrez Caba, quien mejor resumió el espíritu del encuentro: “Hay que creer en las iniciativas que son germen de cambio y patrocinarlas con orgullo. En España no somos productivos seguramente desde el descubrimiento de América, pero esta vez hay que tomarnos en serio y no limitarnos a aquello que diría Hamlet: palabras, palabras, palabras…”.
Gutiérrez Caba y el director general de AISGE, Abel Martín Villarejo, ejercieron como anfitriones y principales aliados de la ADE en una campaña con la que se quiere afianzar las conexiones entre el teatro y la sociedad civil, aprovechar docenas de espacios escénicos infrautilizados, generar empleo de calidad para el sector cultural y, de paso, convertirse en un eje vertebrador para esa “España vaciada” de la que tanto se habla y por la que tan poco se actúa. La directora de escena Helena Pimenta recordó cómo la ADE lleva 15 años ejerciendo de Pepito Grillo para los poderes públicos sobre la relevancia de las artes escénicas en la vida y la educación de los españoles, pero fue el presidente de esta entidad, Guillermo Heras, quien asumió el reto de presentar en sociedad ese manifiesto, Por la residencia teatral, que compendia en 32 páginas una pretensión legítima, saludable e integradora.
La idea primordial es que las compañías puedan habitar en los teatros públicos o semipúblicos (y hasta en los privados, si algún empresario quiere sumarse al reto) para establecer una relación directa con el público del municipio y la comarca. “Tenemos que crear público”, subrayó Heras, “porque los teatros aún están lejos de recuperarse del parón que supuso la pandemia. Y el modelo de residencias proporcionaría programaciones estables, ricas y variadas para todo el año”. No solo eso: también “sinergias con el tejido cultural, nuevas posibilidades para el teatro aficionado y, ahora que tanto se mencionan estas cosas, imagen de marca en positivo para las ciudades acogedoras”, enumeró el director escénico.
No, no es una entelequia. Ahí está el ejemplo de Wuppertal, una cruda ciudad minera en el estado alemán de Renania del Norte que se ha convertido en referente mundial para el teatro gracias a la intervención de Pina Bausch. O el caso de Portugal, donde docenas de compañías independientes han logrado establecer su sede estable en teatros municipales con la intercesión del equivalente al Inaem en su estructura gubernamental. “Portugal es ese país del que ignoramos tanto y del que deberíamos aprender mucho”, resumió el máximo portavoz de los directores de escena españoles.
Son cerca de 800 los teatros que jalonan las calles de los municipios españoles, pero muchos de ellos han quedado reducidos a la condición de “arquitectura vacía”, tal y como denuncia la ADE. “Son incontables los pueblos pequeños que disponen de equipamientos magníficos en los que no se concretan más allá de 30 o 40 representaciones al año”, se quejó Guillermo Heras. El primer directivo de AISGE, Abel Martín, defendió que el debate sobre las residencias teatrales es ahora “más pertinente que nunca”, pese a las dificultades políticas, económicas, sociales y estructurales que vienen propiciando la pandemia, la guerra en el este de Europa o la inflación desbocada en todo el continente. “Con la que está cayendo, hablar de estas cosas ahora parece un lujo asiático. Y no: es la mejor manera de satisfacer el derecho de acceso a la cultura que consagra la Constitución. Llamaremos a todos los órganos políticos, tanto los municipales como los autonómicos y estatales, y lograremos más avances”.
Por lo pronto, este miércoles ya hay concertada una primera cita con Javier de Dios, director del Centro de Documentación de las Artes Escénicas y de la Música (CDAEM), uno de los altos cargos dentro de la estructura del INAEM y un hombre receptivo a la sensibilidad teatral, según la propia ADE. “Los consensos, en cualquier caso, tienen que ir más allá de la voluntad de una persona concreta”, admitió Heras, que anunció contactos con las principales centrales sindicales y con la Federación de Municipios y Provincias. A juicio de Emilio Gutiérrez Caba, el posible éxito de una pretensión tan ambiciosa como esta pasa por una palabra clave: generosidad. (…)
(Fernando Neira)