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El Foco

Doce tesoros para medio siglo de Historia

16.8.2021 Celebramos los 50 años de la creación del Centro de Documentación Teatral con doce fragmentos de vídeo muy especiales

Carmelo Gómez, el Caballero

Miguel Narros fue uno de los más importantes directores de escena españoles del siglo XX. Algo que todos recuerdan de su trabajo es que le gustaba encontrar jóvenes talentos, dar oportunidades a sus estudiantes. En 1986 contó con un joven recién salido de la RESAD para un papel en El sueño de una noche de verano. Volvió a contar con él en 1988 para La Malquerida y finalmente, en 1990, le dio el papel protagonista de El caballero de Olmedo para la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Para entonces, Carmelo Gómez había tenido pequeñas apariciones en el cine; su debut, de la mano de otro maestro: una pequeña intervención en El viaje a ninguna parte, de Fernando Fernán-Gómez. A partir de aquel papel protagonista en la tragedia de Lope de Vega, comenzó una impresionante carrera como actor de cine, con 35 películas en treinta años, y regresó al teatro siempre que pudo. Precisamente, uno de sus últimos trabajos en el escenario fue su regreso a la Compañía Nacional de Teatro Clásico para encarnar a Pedro Crespo. Así que este monólogo que ofrecemos fue un momento especial de nuestro teatro: el primer gran papel de uno de nuestros más grandes actores.

Que usted lo disfrute.

 

Fue el día 17 de junio de 1971, hace medio siglo.

El Boletín Oficial del Estado, en su página 9784 decía: “La consideración del relevante interés general de las actividades teatrales con su evidente influencia en la formación artística, cultural y social de la comunidad nacional, hace aconsejable adoptar las medidas necesarias para asegurar la conservación de los documentos y medios creados a través de su historia y la constancia de las manifestaciones escénicas de nuestro tiempo, a fin de evitar la pérdida o dispersión de los vestigios de una labor, unos esfuerzos y unas aportaciones de los que, en muchos casos, apenas queda constancia…” así comenzaba la orden de 9 de junio por la que se creaba en la Dirección General de Cultura Popular y espectáculos un Centro Nacional de Documentación Teatral.

El Centro recibió materiales documentales de los diferentes departamentos – incluida la Junta de censura, lo que hoy es un tesoro singular – y adquirió un buen número de libros que fueron la base de la actual biblioteca. “Poco más se puede recordar de aquella etapa, salvo las buenas intenciones y la clarividencia sobre lo obvio que supone arbitrar un sistema capaz de dejar constancia de actividad tan frágil y escurridiza como es el teatro”, escribía Moisés Pérez Coterillo en el número 0 de la revista El Público, que fue durante diez años, desde su aparición en 1983, el buque insignia de este Centro de Documentación Teatral.

En un libro que se publicará en este año, repasaremos las diferentes etapas de esta institución con los que han sido sus  directores: César Oliva, Andrés Peláez, Cristina Santolaria y Julio Huélamo.

Antes de que aparezca esa publicación, queremos compartir con quienes siguen nuestra web y nuestros medios, desde este junio hasta que finalice el año, algunos tesoros de un fondo documental único: junto a nuestro archivo de más de un millón de documentos, que incluye unas cuatrocientas mil fotografías; junto a nuestras publicaciones y nuestro gestor de bases de datos, tal vez el más singular de nuestros fondos son las cerca de diez mil obras grabadas en vídeo, una parte de las cuales se pueden disfrutar en una plataforma pionera en este tipo de servicio, la Teatroteca.

Hemos elegido doce fragmentos inolvidables. Podríamos haber elegido mil, así de rico es nuestro fondo y así de rica ha sido la historia de nuestro teatro desde que, hace más de cuarenta años, venimos registrando en soportes audiovisuales la realidad del teatro en nuestro país.

Son doce viajes con grandes obras y grandes intérpretes. Doce tesoros