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Efemérides

Éxito de ‘La tragedia del bufón’

Teatro Fuencarral de Madrid, 21.6.1920
Éxito de ‘La tragedia del bufón’
Diego San José y Enrique Reoyo triunfan en 1920 con su versión de ‘El Rey se divierte’, de Victor Hugo.

Estas páginas de Efemérides tienen el objeto de servir, entre otras cosas, para recordar la trayectoria de profesionales de la escena a los que el tiempo ha ido desplazando de nuestra Historia. En estas líneas de hoy, tenemos la satisfacción de mencionar los nombres de Emilio Portes, Enrique Reoyo, Diego San José…

El rey se divierte, de Victor Hugo, causó un comprensible escándalo en su estreno de París en 1832: eso de que el bufón quiera vengar la deshonra de su hija matando al rey… De hecho, la obra fue prohibida tras su primera función. Cuando Verdi, en 1851, convierte aquella tragedia en su gran ópera Rigoletto, tiene que negociar intensamente con la censura para acabar convirtiendo al rey en un duque; además, un Gonzaga, estirpe que ya se había agotado.

La obra de Victor Hugo se representó pronto en España, de modo que llevaba casi un siglo siendo conocida en nuestro país cuando se anunciaron los ensayos de una nueva versión, a cargo de los famosos escritores Diego San José y Enrique Reoyo, con el título La tragedia del bufón, que sería finalmente estrenada el 21 de junio de 1920. La tragedia de Victor Hugo no era un argumento cómodo en una España que vivía momentos agitados, tras las huelgas de Barcelona del año anterior y una preocupante inestabilidad política, con un rey Alfonso XIII que criticaba abiertamente a su parlamento y su gobierno. El día en que se anunciaba el estreno de la obra, podíamos leer en la misma página de La Correspondencia de España: “Siguiendo la costumbre de los políticos gobernantes, el asunto de la intervención en los gastos del ministerio de la Guerra se ha traducido en la creación de unos cargos de alta categoría en que colocar a los amigos…” Este ambiente difícil estaba en el pensamiento de todos cuando se anunció el estreno de La tragedia del bufón, “drama en cuatro actos, escrito en verso sobre el pensamiento del de Victor Hugo ‘Le roi s’amuse’ por Diego San José y Enrique Reoyo”, que llevaría a cabo la compañía de Portes en el teatro Fuencarral.

En su crítica de La Correspondencia, Francisco Aznar Navarro elogia lo realizado por San José y Reoyo –llega a decir que mejoran la obra original- y explica que ha sido una adaptación de la obra de Victor Hugo que ha suprimido algunos personajes episódicos, ha aligerado la obra con la eliminación de escenas enteras y ha fusionado en uno solo los actos cuarto y quinto. La mayor novedad, nos cuenta, es la acertada adaptación del final, que llega con los primeros gritos del bufón desesperado ante su hija muerta. Lamenta el crítico que una adaptación de tanta calidad no se haya puesto en uno de los teatros importantes de Madrid sino en el Fuencarral, un teatro hoy desaparecido, que había sido construido dos años antes, en 1918, por el mismo arquitecto del Teatro Pavón, Teodoro Anasagasti, y que el crítico califica de “popular, ultrapopular, de precios muy baratos”, donde no se podían esperar grandes gastos de escenografía e indumentaria. La obra se sostiene en la capacidad de su actor protagonista, y en esta ocasión fue Portes, un cómico de vieja escuela, quien cargó el peso de Triboulet, el bufón, al que el público del Fuencarral pagó con ovaciones atronadoras. Un dato curioso es que los adaptadores salieron a saludar al final de todos los actos, premiando “el meritísimo trabajo” de ambos.

Se debe a Emilio Portes, el protagonista, el empeño en estrenar la obra en Madrid, ya que esta llevaba años corriendo de mano en mano, con otro título, Triboulet; e incluso nos llega noticia de una representación por aficionados en el Teatro Calderón de Valladolid en 1910, y las publicaciones El Salón de moda y Comedias y comediantes mencionan que gustó mucho la comedia, en el Novedades, por Francisco Alfonso Villagómez como Triboulet y Enriqueta de Palma como Blanca en 1912.

Pese a esos antecedentes, se dio carácter de estreno a esta versión definitiva en la que Emilio Portes alcanzó un gran éxito. Portes fue un cómico popular en aquellos años 20 y alcanzó los primeros años de cine sonoro en España, lo que permite que podamos conocer su modo de afrontar el oficio de actor: podemos verlo en personajes secundarios de películas célebres como La hija de Juan Simón, con Angelillo y Carmen Amaya. A los aficionados españoles les resultará familiar ese apellido: Emilio Portes, que falleció en 1940, tuvo un hijo el mismo año de su muerte, Francisco Portes, que continuó la saga familiar. Podemos encontrar información sobre esta familia de actores en el espléndido libro de Antonio Castro ‘Sagas españolas del espectáculo’, que publicó en 2003 el Centro Cultural de la Villa de Madrid.

En el inicio de esta nota, hemos escrito “los famosos escritores Diego San José y Enrique Reoyo”. Los nombres de San José y Reoyo no forman parte hoy día del imaginario colectivo, pero durante los años veinte y treinta del pasado siglo cosecharon grandes éxitos en novela y teatro.

Reoyo, nacido en 1884 - seguramente en Renedo de Piélagos, cerca de Santander, donde veraneaban sus padres - , estudió Medicina en Valladolid, donde su padre estaba destinado. Se hizo célebre como imitador aficionado de Leopoldo Frégoli con actuaciones en Madrid, Valladolid y Santander. Acabó Medicina en 1910 y empezó a ejercer en Madrid. Ya por entonces escribía, desde artículos para periódicos hasta letras para cuplés –en especial para La Fornarina- y más adelante, novela y teatro, siempre en colaboración con otros autores (“Si fracasa, le echo la culpa a mi compañero”). Las colaboraciones con San José fueron las primeras. Por ejemplo, en 1909 estrenan La canción de la esclava; y, en 1916, El loco, con un éxito enorme, el mismo que, al parecer, cosechó La tragedia del bufón. Pero los éxitos más memorables de Reoyo llegaron como libretista de Zarzuela, como el libreto que escribió con Antonio Paso para la música de los inseparables Soutullo y Vert, La leyenda del beso, estrenada en enero de 1924; o La pescadora de Ubiarco, zarzuela escrita con Álvaro de Orriols para la música de José María Tena en 1925. El éxito mayor, aquel por el que el lector descubrirá que conoce versos escritos por Reoyo, llega en 1926: “Lagarteranas somos, venimos todas de lagartera” “fiel espada triunfadora / que ahora brillas en mis manos”… Jacinto Guerrero pide a Juan Ignacio Luca de tena una zarzuela sobre Toledo. Luca de Tena contacta con Reoyo; firman juntos El huésped del sevillano. Éxito apoteósico que hoy sigue siendo parte de nuestro repertorio más popular. Reoyo continuó escribiendo con gran éxito popular durante los años siguientes. En el verano de 1936, Reoyo cree que estará más seguro en Madrid que en El Escorial. Desde Madrid es evacuado a una aldea de Cuenca, donde enferma y muere en enero de 1938.

No es fácil encontrar información sobre este escritor, pero aquí enlazamos una excelente Conferencia a cargo del Presidente del Centro de Estudios Montañeses, D. Francisco Gutíérrez Díaz, en 2017.

El coautor de esta ‘tragedia del bufón’, Diego San José (Madrid, 1884 - Redondela, 1962), fue uno de los escritores más populares en la España de los años 20 y 30, merced a sus incontables artículos y relatos en El Heraldo, El Liberal, ABC; El Imparcial, El Globo… el público lector estaba acostumbrado a leer su firma en unas setenta novelas, buen número de ellas publicadas en las muy populares colecciones de La Novela Corta o Los Contemporáneos, que llegaron a alcanzar los cien mil ejemplares. Y, por supuesto, el teatro, con obras originales y adaptaciones de clásicos, pues era un gran conocedor de la Literatura del Siglo de Oro; célebre es, en el Madrid sitiado durante la Guerra, su adaptación de Fueneovejuna, pero también trabajos anteriores como La ilustre fregona de Cervantes o El semejante a sí mismo de Ruiz de Alarcón. Sin militancia política pero leal a la República, es detenido en 1939 y condenado a muerte, pena que se reduce a treinta años de prisión por la intervención de un amigo y admirador de sus novelas, el general Millán Astray, con el apoyo de escritores como Joaquín Álvarez Quintero o Emilio Carrere. Preso en el castillo de San Simón, en Redondela, y luego en Vigo, fue liberado años después, con las medidas de gracia que se dictaron tras el fin de la II Guerra Mundial. Se quedó en Redondela, acogido por amigos,– el músico Reveriano Soutullo, fallecido en 1932, era su cuñado -,  y allí vivió en silencio. De toda esta peripecia quedó un libro sobrecogedor, De cárcel en cárcel, recientemente publicado por Renacimiento en una cuidada edición del profesor Ríos Carratalá, miembro del Consejo de Redacción de nuestra revista Don Galán.

“La guerra dio al amor el tajo fuerte”, escribió Machado. Para ilustrar esta nota hemos elegido el grabado que diseñó el maravilloso dibujante José Yzquierdo Durán (Tuy, 1890 – Madrid, cárcel de Porlier, 1939) para la portada de la edición de La tragedia del bufón en 1921, en la colección Los Contemporáneos.

Un último detalle, bien curioso: las bases de datos del CDAEM cuentan en los últimos ochenta años hasta 49 producciones de la ópera Rigoletto; en cambio, solo hallamos una producción de El rey se divierte, en gallego, por la compañía Galileo Teatro, en 2005.