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1. MONOGRÁFICO

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1.3 · El primer estreno de Los Cuernos De Don Friolera en la España franquista, por el TEU de Madrid, bajo la dirección de Juan José Alonso Millán, en 1958.

Por Eduardo Pérez-Rasilla y Guadalupe Soria Tomás.
 

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La página 4 del texto mecanografiado [fig. 10] aparece encabezada por “JORNADA ÚNICA” y, debajo, “ESCENA PRIMERA”. Comienza por la acotación, aquí transcrita íntegramente. Dado que en el elenco del espectáculo figuraba un actor, precisamente Ricardo Merino, como Narrador, cabe imaginar que fue él quien se encargó de leer o interpretar las acotaciones. En la primera réplica de Don Friolera falta la contundente frase: “En el cuerpo de carabineros no hay cabrones”. En la segunda, se ha suprimido: “No era un cabrón consentido. No lo era… Se lo achacaban. Y cuando lo supo, mató como un héroe a la mujer, al asistente y al gato.” Al comienzo de la siguiente falta “Me reconozco un calzonazos”; al final de esta misma réplica: “Soy un militar español y no tengo derecho a filosofar como en Francia. ¡En el cuerpo de carabineros no hay maridos cabrones. ¡Friolera!”, y, ya en la próxima [fig. 11]: “ateo como soy, falto de los consuelos religiosos”.

En la escena segunda se ha suprimido únicamente la precisión “del militar” en la décimo sexta réplica de Doña Loreta, cuando esta habla del castigo que le correspondería a la esposa por cometer adulterio [fig. 12].

En la escena tercera [fig. 13] faltan las réplicas sexta y séptima: “Don Friolera.– Pachequín, ya llegará la ocasión de que hablemos. Ahora sigue tu camino / Pachequín.–Conforme, no quiero serle molesto, mi Teniente”. El motivo de esta supresión resulta menos claro que el de otras anteriores. ¿Descuido? ¿Deseo de aligerar esta escena? En la tercera intervención de Curro se ha suprimido el final: “del cuerpo de carabineros”, en consonancia con el intento de eliminar las referencias expresas a este cuerpo que puede verificarse a lo largo del texto. Y en las réplicas últimas de Pachequín y los matuteros [fig. 14], advertimos nuevos cortes, muy significativos también: “En una pacotilla de cien duros, a lo presente, te piden un quiñón de veinticinco. / Pachequín.– Hoy los duros son pesetas” y “La España de cabo a cabo hemos de verla como está Barcelona y el que honradamente juntó cuatro cuartos, tendrá que suicidarse”. Y en la conversación que sigue, entre Don Friolera y Doña Tadea se ha transformado la expresión proferida por aquel: “Pero usted sabe que yo soy un cabrón” por “Pero usted sabe que soy un imbécil”.

En la escena cuarta [fig. 15] [fig. 16] falta un fragmento completo:

Don Friolera blande un pistolón. Doña Loreta, con los brazos en aspa y el moño colgando, sale de la casa dando gritos. Don Friolera la persigue, y en el umbral de la puerta, al pisar la calle, la sujeta por los pelos.
Don Friolera- ¡Vas a morir!
Doña Loreta- ¡Asesino!
Don Friolera- ¡Encomiéndate a Dios!
Doña Loreta- ¡Criminal! ¡Qué con las armas de fuego no hay bromas!

Y, ya en la acotación final de la escena, se ha tachado (por parte del mecanógrafo, no de la censura) la última frase: “Pachequín se vuelve y hace un corte de mangas” [fig. 17].

En la escena quinta tan sólo se han realizado algunas supresiones intrascendentes en la acotación primera [fig. 18]. En la escena sexta, sin embargo, advertimos un corte importante en la primera intervención de Don Friolera [fig. 19], de la que se han suprimido las amargas y sangrantes frases que siguen:

¡Mi coronel, soy otro Teniente Capriles! Eran culpables, no soy un asesino. Si me corresponde pena de ser fusilado, pido gracia para mandar el fuego: ¡Muchachos, firme y a la cabeza! ¡Adiós, mis queridos compañeros! Tenéis esposas honradas, y debéis estimarlas: ¡No consintáis nunca el adulterio en el Cuerpo de carabineros! ¡Friolera! ¡Eran culpables! ¡Pagaron con su sangre!

Y en la conversación que mantienen Don Friolera y Doña Loreta se ha producido un breve, pero significativo, corte en la segunda intervención de aquel. En vez de “En España, la mujer que falta, tiene pena de la vida”, se ha optado por el más aséptico: “La mujer que falta tiene pena de la vida” y, más adelante, en la vigésima primera intervención de Don Friolera [fig. 20], el texto original “Nos divorciaremos, pero entrarás en un convento de arrepentidas”, se transforma simplemente en “Nos divorciaremos, pero entrarás en un convento”.

En la escena séptima, advertimos varios cortes drásticos y significativos. El primero de ellos se produce desde la quinta intervención de Curro [fig. 21]:

Curro.– En general, la clase de oficiales es decente. El mal está en los altos espacios. ¡Allí no entienden si no es por miles de pesetas! ¡La parranda de los guarismos es aquello!
Doña Calixta.– ¡Si usted no pisa por esos suelos alfombrados!
Curro.– ¡Qué sabe usted los palacios donde yo entro! Un servidor ha dejado por las alturas más pápiros que tiene el Banco de España.
Doña Calixta.– Currillo, es usted un telescopio contando.
Curro.– Tómelo usted a guasa.
Doña Calixta.– ¿Tiene usted fábrica de moneda?
Curro.– Así es. El gobierno me ha concedido el monopolio de los duros sevillanos.
Doña Calixta.– ¡Para hacerse rico!
Curro.– No tanto. La flor del negocio se la llevan las acciones liberadas.
Doña Calixta.– Guasista.

Más tarde, en la sexta réplica de la conversación que Curro mantiene con Don Friolera, se ha suprimido: “Somos las consecuencias de los buenos ratos habidos entre nuestros padres.” Y en la siguiente acotación [fig. 22] se ha suprimido la frase final, “silbando al perrillo que le sigue, moviendo la borla del rabo”, posiblemente porque en la representación se prescindió del perro.

En la posterior conversación entre Curro y Doña Calixta, en la undécima réplica de este, los autores de la versión habían mantenido la frase “¡Y que me deshace la cama!”, pero aparece subrayada por el lápiz rojo del censor, que subrayó también la primera parte de la intervención siguiente de Curro: “No, señora”. En las dos réplicas siguientes hay un error de asignación del texto y falta también “menos mal” en boca de Doña Calixta, quizás por una equivocación en la transcripción del texto.

Y apenas cinco líneas más abajo, se produce otra sustanciosa supresión:

Curro- Hacer hijos no es pecado.
Doña Calixta- ¿Y quién los mantiene?
Curro- El Erario Público
Doña Calixta- Eso será en las Repúblicas
Curro- En toda la Europa. Y por las señales, a pesar del oscurantismo, no tardará en España.
Doña Calixta- Aquí no estamos para esas modas de extranjis.
Curro- Por de pronto, ya le han dado mulé a Dato.
Doña Calixta- Unos asesinos.
Curro- Conforme. Mis ideas también son antirrevolucionarias. El que tiene un negocio y cuatro patacones, no puede ser un ácrata. Pero se guipa alguna cosa, y comprendo que el orden social se tambalea.

Y, finalmente, ha quedado fuera del texto la secuencia de Don Friolera y Barallocas [fig. 23], aunque sabemos por el reparto y por el recuerdo personal del actor Mariano Torralba, precisamente el actor al que el reparto asigna el papel de Barallocas, que aquel diálogo se escenificó. Este es el texto que falta:

Reaparece DON FRIOLERA, el aire distraído, los ojos tristes, gesto y visaje de maniático: entra furtivo, y se sienta en un rincón. El perrillo salta sobre el mugriento terciopelo del diván y se acomoda a su lado. Acude BARALLOCAS, el mozo del cafetín.

Barallocas.– ¿Desea usted algo?
Don Friolera.– ¡Un veneno!

BARALLOCAS, con gesto conciliador, pone sobre la mesa un servicio de café, y con la punta de la servilleta ahuyenta al perrillo del refugio del diván. Se pega en el labio la colilla que lleva en la oreja, enciende, humea y ocupa el puesto del perrillo, al lado de DON FRIOLERA.

Barallocas.– ¡Hay que ser filósofo!
Friolera.– ¡Pues yo no lo soy!
Barallocas.– ¡Mal hecho! En España vivimos muy atrasados. Somos víctimas del clero. No se inculca la filosofía en los matrimonios, como se hace en otros países.
Don Friolera.– ¿Te refieres a la ley del divorcio?
Barallocas.– ¡Ya nos hemos entendido!

BARALLOCAS guiña un ojo, y se levanta para acudir a la mesa donde acaban de sentarse EL NIÑO DEL MELONAR, CURRO CADENAS Y NELO EL PENEQUE. El perrillo recobra de un salto su puesto en el diván, y sacude el terciopelo con la borla del rabo.

En la escena octava los cortes son más breves, pero abundantes, y han eliminado prudentemente algunos filos agudos del diálogo. En la primera intervención del Teniente Cardona [fig. 24] se ha suprimido el rotundo aserto: “El ejército no quiere cabrones”. Y se ha suprimido también la quinta réplica del mismo Teniente Cardona: “No la he leído”. Y en la décima réplica del propio Teniente Cardona [fig. 25] se han eliminado los ejemplos de las expresiones que aprendió en tagalo, la intervención inmediata del Teniente Rovirosa y la réplica siguiente de Cardona:

El Teniente Cardona.– “Tanbú, que quiere decir puta. Nital budila: Hijo de mala madre. Bede tuki pan pan bata: Voy a romperte los cuernos.
El Teniente Rovirosa.– ¡Al parecer, posee usted a la perfección el tagalo!
El Teniente Cardona.– ¡Lo más indispensable para la vida!
El Teniente Rovirosa.– ¡Evidente!

En la siguiente réplica de Rovirosa se ha omitido: “Ultramar ha sido negocio para los altos mandos y para los sargentos de oficinas”. Y en la siguiente réplica, perteneciente de nuevo al Teniente Cardona, se suprime la alusión sexual: “y lo que cuelga”. Sin embargo, se ha mantenido la observación de teniente Campero: “¡Las batas de quince años son muy aceptables!”, aunque en la réplica siguiente de Cardona se ha eliminado “y como si fuesen princesas”.

En la escena novena [fig. 26], se ha eliminado de nuevo el término “cabrón” en la intervención de Don Friolera que sigue a la entrada de Doña Tadea: “¿Qué pide el honrado y cabrón vecindario, doña Tadea?”, decía el texto original. Pero se ha suprimido además la réplica de Doña Tadea: “Para poner tachas no es usted el más competente, don Vihuela”. Poco después, tras la entrada en escena de Doña Loreta, se han eliminado dos réplicas: “Don Friolera.– ¡Niños y locos pregonan las verdades! / Doña Tadea.– ¡Chiflado! ¿Es conducta a la noche querer matar a la mujer, y ahora esta juerga?”. Y, tras la copla de Don Friolera, se han suprimido la acotación y la copla de Doña Tadea en respuesta a la del teniente:

Doña Tadea abre repentinamente el ventano, al final de la copla, y aparece con un guitarrillo, el perfil aguzado, los ojos encendidos y redondos, de pajarraco. Rasguea y canta con voz de clueca.

COPLA DE DOÑA TADEA

Cuatro cuernos del toro
¡Cuatro del ciervo!
¡Cuatro de mi vecino!
¡Son doce cuernos!

En la escena décima [fig. 27], en el primer monólogo de Friolera, se ha sustituido “Al que las sufre no puede pedírsele que colabore con el Papa”, por “no puede pedírsele que colabore con el gobierno”, lo que obliga a cambiar ligeramente la frase posterior, que, de “Este tinglado lo gobierna el infierno” pasa a “Este tinglado es sólo del infierno”. Y, en el mismo monólogo, dos supresiones más: “¿Qué iba ganando con dejarme corito el Padre Eterno?” y “Puede que Dios y Satanás se laven las manos”.

De la entrevista con Rovirosa se han suprimido algunos fragmentos, presumiblemente por razones funcionales, puesto que afectan al perro Merlín, cuya presencia en escena resultaría difícil de resolver y, posiblemente, el director decidió suprimirlo –como ya hemos comentado antes–, más allá de alguna mención que sí se mantiene en las acotaciones. En concreto, se ha eliminado el fragmento que sigue:

El teniente Rovirosa.– ¿Muerde ese –perrillo?
Don Friolera.– No tiene esa costumbre.
El teniente Rovirosa.– Sin embargo, podría usted llamarle.
Don Friolera.– No hay inconveniente. ¡Ven acá, Merlín!

Don Friolera da palmadas en una silla. Merlín se encarama de un salto y, moviendo la borla del rabo, se acomoda.

Y, poco después, por la misma razón, el original: “Don Friolera.– ¿Quiere usted sentarse? Deja esa silla, Merlín. / El teniente Rovirosa.– Estoy más tranquilo con que la ocupe el perrito.”, se transforma en “Don Friolera.– ¿Quiere usted sentarse? / El teniente Rovirosa.– Gracias, estoy mejor de pie”. Poco después [fig. 28], y por motivos diferentes, se han suprimido dos contundentes réplicas: “Don Friolera.– Mis cuernos no son una excepción en la milicia / El teniente Rovirosa.– Respete usted el honor privado de nuestra gloriosa oficialidad.” En la réplica siguiente se ha cambiado “su señora le engañe” por “su señora le salga rana” y se ha eliminado “le sale rana la señora”. Nueva supresión en la réplica siguiente del teniente Rovirosa: “Los militares nos debemos a la galería”.

Y la escena termina sin la acotación que la cierra en el original, referida al perro Merlín.

 

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