logo Centro de Documentación Teatral
Logo Don Galan. Revista de investigación teatral
imagen de fondo 1
imagen de fondo 2
NÜM 1

PortadaespacioSumario

espacio en blanco
1. MONOGRÁFICO

Logo Sección

1.3 · El primer estreno de Los Cuernos De Don Friolera en la España franquista, por el TEU de Madrid, bajo la dirección de Juan José Alonso Millán, en 1958.

Por Eduardo Pérez-Rasilla y Guadalupe Soria Tomás.
 

Primera  · Anterior -1234567-  Siguiente ·  Última

 

Pocos años más tarde, el profesor Mariano de Paco publicó un minucioso trabajo titulado “Un episodio murciano del teatro español de postguerra” en el que reconstruye el incidente a partir de los artículos aparecidos en los diarios locales La verdad y Línea. El primero de ellos seguía una inspiración católica y el segundo seguía la obediencia falangista. En aquel trabajo reproducía de nuevo y de forma íntegra el editorial “Protestamos”, e incluía además la nota publicada en el mismo periódico el día anterior (La verdad, 7.IV.1959, 4). En ella el diario expresa su regocijo por la supresión de la representación pública de Los cuernos de don Friolera (en de Paco, 1990, 519):

Aplaudimos la medida de suprimir la representación pública de una obra que no creemos sea un modelo para presentar en un Concurso de Teatro Universitario, y menos en las fiestas de nuestra ciudad.

Con gran dolor, porque sentimos los problemas de nuestra juventud y singularmente los de su formación dentro de la línea hondamente humana de nuestro catolicismo, tenemos que censurar la selección de algunas de las obras que ciertos grupos de TEU han traído a nuestras fiestas. Hemos vuelto a caer en los “snobismos” (sic) fáciles. Se confunde infantilmente lo “fuerte” con lo profundamente humano. Lo desagradable con lo valiente. Lo reprobable con lo verídico. Lo repugnante con lo artístico.

Si la interpretación fue buena, si estos muchachos han sabido representar más o menos bien las obras seleccionadas, lo aplaudimos y es esto únicamente lo que hemos hecho. Pero lo doloroso es precisamente que esas buenas cualidades se hayan empleado en unas obras que jamás debieran haberse elegido. Sobre todo cuando no hay razón ninguna para esa elección. ¿Es tan difícil hallar en el teatro universal actual, o en el pasado, obras de gran calidad y que sean dignas?

En nuestra misma ciudad tenemos el ejemplo de un TEU que ha conseguido ser seleccionado entre todos los de nuestra nación, precisamente por obras que por su tesis, por su contextura, por su ambiente, por su ropaje externo y por su lenguaje ni ofendía a nadie ni señalaban esa morbosidad que va buscando lo escabroso sin otra razón que una seudoapariencia de fortaleza y profundidad.

Pero se recoge también la crítica favorable aparecida en el diario Línea (7.IV.1959, 5) y firmada por Ismael Galiana. El crítico se muestra entusiasmado con el esperpento, y, además, elogia la dirección y la interpretación actoral del espectáculo y deja constancia de la respuesta entusiasta de “un público mayoritariamente estudiantil (que) celebró ruidosamente muchos pasajes de la obra y aplaudió con entusiasmo los descensos del telón” (en de Paco, 1990, 520).

El trabajo, que sigue exhaustivamente la polémica que se desató en la prensa local, se hace eco también de la carta que el jefe del TEU, Francisco Guerrero Sáez, envió al periódico La verdad para quejarse del atrabiliario editorial, y que se publicó el sábado 11.IV.1959 en la primera página del periódico. Sin embargo, y como subraya pertinentemente de Paco (1990, 523): “llama la atención que el jefe del TEU murciano se centre en su carta sólo en el rechazo de ‘los términos equívocos insertados a propósito de la interpretación en la obra de Saroyan de varias universitarias’, dejando de lado otros graves aspectos”.

No parece que Guerrero Sáez tuviera mucho interés en defender el espectáculo construido a partir del texto de Valle-Inclán.

Mariano de Paco ofrece además, en nota a pie de página, los nombres del jurado, a los que ya hemos hecho referencia, y algo que nos resulta particularmente interesante: la relación de premios del certamen. Rosa María Alfonso obtuvo el segundo premio de interpretación femenina en su papel de Doña Loreta.

Sorprenden, sin embargo, determinadas amnesias respecto a este espectáculo, de consecuencias ruidosas en su edición murciana, y seguido con interés en su anterior presentación madrileña. Así, por ejemplo, en la crítica que López Sancho escribe (ABC, 28.IX.76) del montaje que de Los cuernos de don Friolera presentó Tamayo en 1976, el crítico habla de cuarenta años de prohibición –y de ausencia– del texto, que, según se desprende de sus palabras, no se habría representado desde el 36. Como recordaba aquella nota de la redacción del número 28 de Primer acto, esta consideración es válida sólo para el teatro comercial (y también para el teatro público), pero no para los teatros universitarios, de cámara e independientes. La escenificación de Alonso Millán no era la única que olvidaba López Sancho.

Las referencias a este espectáculo en los trabajos académicos son intermitentes. No lo cita Molero Manglano (1974), pese a que constata explícitamente la actualidad del teatro de Valle y su presencia en los escenarios españoles desde 1960, y pese a que dedica unas páginas a Alonso Millán (aunque se refiera más a su condición de dramaturgo que a su faceta de director de escena). No lo menciona Rodolfo Cardona en su espigueo sobre el teatro de Valle-Inclán entre 1899 y 1975 (Cardona, 1992, 163-178). Sí se habla del espectáculo en los trabajos de Manuel Aznar (Aznar Soler, 1990, 6-7; 1992, 82-83), aunque el prestigioso conocedor del teatro de Valle se circunscriba a la representación de 1959 en Murcia. En el primero de los trabajos constata que el espectáculo de Alonso Millán constituye “la primera representación en la España franquista de un esperpento”, se refiere de nuevo a la polémica que se produjo con motivo de su muestra en el festival de teatro universitario y reproduce algún fragmento del tristemente célebre editorial de La verdad. También se circunscriben a la representación de 1959 las menciones a Don Friolera de Pérez-Rasilla y Rubio en sus respectivos trabajos sobre el teatro universitario (García Lorenzo, 1999, 37 y 207), como sucede con el trabajo de César Oliva. Este último aporta, sin embargo, la perspectiva –interesante y poco estudiada– del tratamiento plástico del espectáculo: “Unas cuantas fotos rescatadas de entonces nos ilustran sobre una especie de sainete, con sabor dialectal. El decorado se apoyaba en unas piezas estilizadas, nada naturalistas, con actores maquillados con un mínimo de exageración” (Oliva, 2003, 158).

Sí se refiere ya expresamente al espectáculo del 58 el trabajo de Juan Pablo Heras (Heras, 2006, 120), pero lo hace desde la escueta constatación siguiente: “En 1958 la recuperación de Valle-Inclán sube un peldaño con el estreno de Los cuernos de don Friolera en el Teatro de la Comedia de Madrid, con dirección de Alonso Millán a cargo del TEU de Madrid.”

Nos ha sido posible espigar también un recuerdo del espectáculo aparecido muchos años después en la prensa y que pertenece al ámbito del testimonio personal. En 1994 falleció Ricardo Merino, quien había desempeñado el papel del Narrador en el espectáculo y había obtenido algunas alabanzas en las críticas. Merino se había dedicado después al teatro y al cine, ya como actor profesional. A su muerte, Mariano Torralba, que había participado también en el montaje, recordaba con generosidad a su compañero de reparto y evocaba aquel acontecimiento en un artículo titulado “Adiós a un gran actor” (ABC, 13.IX.94, 90):

Tengo aún fresco el recuerdo de tu magistral interpretación de La zorra y las uvas en el TEU de Madrid, allá por los años cincuenta, cuando aún pensabas ser abogado. O aquel impresionante Valle que encarnaste en la espléndida versión de Alonso Millán de Los cuernos de don Friolera.

En una conversación privada e informal que hemos podido mantener con Juan José Alonso Millán (7.XII.2010), el director de Don Friolera contó que el espectáculo surgió como consecuencia de un encargo realizado por el entonces responsable del SEU, Rodolfo Martín Villa, quien pidió al TEU un espectáculo a partir de un texto clásico de la literatura dramática española, para un festival de teatro que iba a celebrarse en Turquía. Más tarde dicho festival se suspendió, por lo que no fue posible que el grupo viajara. En cualquier caso, Alonso Millán leyó la obra de Valle-Inclán en busca de ese texto adecuado y se encontró con el hallazgo gozoso de Los cuernos de don Friolera. Martín Villa, que no conocía el texto ni su alcance crítico y a quien no se le facilitó la información precisa por parte del grupo, se limitó a pedir la supresión de “los cuernos” en el título, de manera que quedara en el escueto e inocuo Don Friolera.

A Alonso Millán no se le olvida el escándalo murciano de la presentación de Don Friolera y dice recordar que se prohibió –absurdamente– la entrada a las mujeres en el teatro el día de aquella representación. Pero, sobre todo, recuerda con orgullo que fue el primero que en el franquismo abordó la escenificación de este magnífico e incómodo texto de Valle-Inclán.

No menos interesante ha sido la conversación que, gentilmente, nos ha concedido Mariano Torralba, quien interpretó los papeles del Carabinero y de Barallocas en el espectáculo. Constata que el espectáculo surgió con el fin de participar en la conmemoración del XV aniversario de la fundación del SEU y que estaba destinado a participar en el festival de Turquía que, finalmente, no se celebró.

Además de las dificultades de la censura y de los problemas que el grupo padecería en Murcia, el actor recuerda la reticencia de los herederos de Valle-Inclán para conceder el permiso de la representación, permiso que no llegaría hasta las diez de la noche del día de la función. Conserva en la memoria también cuestiones relacionadas con la producción del espectáculo, para el que recibieron una exigua ayuda que oscilaba en torno a las dos mil pesetas, y de los ensayos, para los que disponían de los locales que cedía Falange en el Círculo marzo, sito en la calle Barquillo, 44. Y recuerda el nombre de quien tomó las fotografías el espectáculo: el entonces joven fotógrafo César Lucas (1941), que comenzaba su carrera profesional y que tanta notoriedad ha alcanzado después.

Pero acaso lo más relevante de lo que Torralba nos relata sea la decisión valiente que el grupo tomó de mutuo acuerdo: recuperar lo que la censura había eliminado del texto. Recuerda incluso cómo él mismo dijo la frase asignada al personaje de Barallocas: “En España vivimos muy atrasados. Somos víctimas del clero”, que había sido excluida del libreto. Trataremos de analizar algunas implicaciones de esta decisión.

No hemos localizado en el Archivo General de la Administración la respuesta a la solicitud, presentada por Alonso Millán el 6.XI.1958, ni los informes de los censores, aunque sí se conserva la solicitud mencionada, y en ella aparece, escrita a mano, la fecha 10.11.58, que tal vez señala el día en que fue examinada.

Sin embargo, se da la curiosa circunstancia de que, apenas dos meses antes, el 16.IX.58, Víctor Andrés Catena había solicitado la guía de censura para que la compañía teatral García Lorca (El nombre completo era Grupo de Arte Dramático. Teatro de Cámara de hoy. “Federico García Lorca”) pudiera escenificar Don Friolera (sic) en el mes de noviembre. El texto del documento de solicitud es el siguiente (AGA, 73/09269, expte. 0223/58):

Ilmo. Señor:
Como Director de la compañía teatral “Federico García Lorca” solicito la autorización que exige la Orden de 15 de julio de 1939 y disposiciones complementarias para representar la obra teatral titulada DON FRIOLERA cuyo autor y demás características se expresan. Todas las alteraciones que con respecto al libreto acompañado y demás datos expuestos me vea obligado a realizar, serán sometidos a la aprobación de esa Dirección General. En consecuencia,
SUPLICO a V.I. se sirva ordenar me sea expedida la oportuna guía de censura.
Dios guarde a V.I. muchos años.
Madrid, 15 de Septiembre de 1958
Firmado: Víctor Andrés Catena [rúbrica]
Ilmo. Sr. Director General de Cinematografía y Teatro.-Madrid

En el preceptivo expediente aparecen cumplimentados los apartados que figuran a continuación:

Título de la obra: DON FRIOLERA
Autor: Ramón del Valle-Inclán
Nacionalidad: Española
Nombre y domicilio del peticionario: Víctor Andrés Catena, Viriato, 1, 5º Izq. Madrid
Cuadro artístico de la compañía, con nombres, domicilios y nacionalidad: Actores profesionales de nacionalidad española todos residentes en Madrid
Fecha o temporada de estreno: Para el mes de noviembre del año actual
Teatro y localidad en que ha de efectuarse: Teatro GOYA de Madrid y para una Sola Sesión
Decorador: Guinovart
Figurinista: Idem

 

Primera  · Anterior -1234567-  Siguiente ·  Última

 

espacio en blanco

 

 

 

 


Logo Ministerio de Cultura. INAEMespacio en blancoLogo CDT


Don Galán. Revista audiovisual de investigación teatral. | cdt@inaem.mcu.es | ISSN: 2174-713X
2011 Centro de Documentación Teatral. INAEM. Gobierno de España. | Diseño Web: Toma10

Portada   |   Número Actual   |   Números Anteriores   |   Consejo de Redacción   |   Comité Científico   |   Normas de Publicación   |   Contacto   |   Enlaces