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NúM 6
2. VARIA
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2.1 · Escenas de caza de Velasco & Velasco


Por Ana Fernández Valbuena
 

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INTRODUCCIÓN

Desde los tiempos de las pinturas rupestres, pasando por los mosaicos de época romana, la caza ha resultado siempre un motivo decorativo recurrente y un poderoso argumento narrativo, a menudo de presuntos poderes mágicos. Cuántas vetustas salas de espera han colgado, además, en sus paredes correctísimas reproducciones con escenas de caza, para distraer el ojo del que aguarda en ella quién sabe qué trance ineludible. Una metáfora, casi, de la caza del hombre por el hombre.

A veinte años del final de la II Guerra Mundial, un joven bávaro recuperó la polivalencia de la palabra escena asociada a la caza, para llevarla a ese otro lugar al que la palabra pertenece, el teatro, haciendo en él una desgarradora reflexión sobre la caza humana. Jagdszenen aus Niederbayern (‘Escenas de caza en la Baja Baviera’) es un drama desobediente de Martin Sperr1, estrenado en el teatro de Bremen en 1966. Ambientada en la Alemania inmediata a la guerra (1949), “la pieza causó sensación en Bremen y en Berlín, abriendo camino a la renovación del teatro comprometido en la Alemania de la posguerra, vacilante y deseosa, al mismo tiempo, de dar a las minorías su lugar.” –tal reza la presentación del texto en su versión francesa, editada cuatro años después2.

Y es que entre sus protagonistas encontramos a un joven deficiente que ha sobrevivido a los nazis gracias a que su madre lo escondió; a un hombre acusado de homosexualidad que ha cumplido prisión por ello y que, al salir, intenta vanamente la reinserción; a una madre, la suya, que ha tenido que buscarse la vida acá y allá, precisamente por el estigma de las costumbres de su hijo y que, por ello, lo repudia; a un refugiado de la Baja Silesia que vive bajo los prejuicios contra el emigrante, y cuyo hijo se lamenta de que los niños no juegan con él… por ser protestante; a una casada con un hombre desaparecido en la guerra, que no puede rehacer su vida sentimental por no haber sido declarada viuda aún. Finalmente, a una joven ligeramente retrasada, objeto de abusos y burlas. Una desgarradora colección de marginados del medio rural, que intentan seguir a flote en una sociedad cerrada, violenta y segura en sus principios morales. Todos ellos, en uno u otro momento, presas posibles para las distintas formas de caza humana. [Fig. 1]

Probablemente por todo esto, al versionar esta pieza para la compañía española Malditos, María Velasco puso sobre la mesa una propuesta que se cebaba sobre distintas víctimas propiciatorias, reducidas a alguna menos en la versión final.

No obstante, el formato más popular de Escenas de caza en la Baja Baviera fue la película del mismo título, con guion y dirección de Peter Fleischmann (1969), en la que el propio dramaturgo interpretó el papel principal del protagonista, el joven Abraham. En ella se inspiró el director Alberto Velasco3 para proponer a su quasi homónima María una dramaturgia singular a medida de su singular elenco. Con ello compusieron lo que Raúl Garrido (24/02/2018) llamó con acierto “una pieza de teatro, danza y supervivencia”. Como en la exitosa propuesta anterior de la compañía, Danzad malditos (2015), Alberto había partido de un referente cinematográfico, no dramático. Con acierto, director y dramaturga mantuvieron en esta ocasión parte del título original y Escenas de caza, de Velasco & Velasco, fue estrenada en noviembre de 2017 en el Teatro Calderón de Valladolid y repuesta, en febrero de 2018, en el Teatro Pavón-Kamikaze de Madrid, a cuyo estreno tuve el privilegio de asistir.

Si María considera su reescritura para este montaje una de sus piezas más logradas hasta el momento, por su integración en el pensamiento y la sociedad contemporáneos, el director, por su lado, que firmó junto a ella la dramaturgia, buscaba un método en equipo, que incluyera la dramaturgia actoral y la creación en formato de laboratorio. Lo importante en estas colaboraciones –me contaba en una charla preparatoria para este artículo– es la empatía y establecer una creación horizontal: entender qué es lo imprescindible para el otro creador.

De modo que a partir de las conversaciones con ambos artistas, la lectura del texto de Sperr en su traducción francesa, el visionado de la película y, por supuesto, el estudio de la versión española y su puesta en escena, este artículo se propone como una reflexión sobre las variantes dramáticas de María Velasco en torno al tema del acoso al diferente –en femenino y masculino–. Abordará, también, su labor dramatúrgica en la creación escénica de “Malditos compañía”, y algunas consideraciones sobre la recepción del espectáculo.

La respuesta personal al tema del chivo expiatorio, la denuncia de la violencia de la masa y la defensa de las diferencias son algunos de los topoi que María Velasco ha tratado ya en tantas de sus piezas, y tienen mucho que ver con su forma de estar en el mundo. También en el teatral4. Dan cuenta de ello algunos de sus textos más recientes: Si en el árbol un burka (2016), o Taxi girl (2017) son sendos manifiestos sobre la bisexualidad en clave femenina y sobre los estereotipos en torno a la mujer. No obstante, en sus primeros trabajos ya habían apuntado maneras singulares personajes victimizados, como la pareja de maricas –según ellos mismos se definen– Jean y Joan de Perros en danza (2010). Probablemente por ello, L. Mª Anson defendía las posturas valientes y llenas de coherencia de esta creadora, en su elogiosa crítica al espectáculo (23/02/2018), augurando a la autora “un futuro de copiosos triunfos en las cumbres del teatro español”. Que deberían llegarle gracias al “formidable alegato escrito contra el acoso que sufren los hombres y las mujeres por razones ideológicas, físicas, sexuales y sociales”.

La vida de María está tan pegada a su creación que ambas se fusionan a menudo en acciones y textos de género autoficcional, como recordaba también Víctor Sánchez en su Prólogo a la edición de Escenas de Caza (2018, 10), donde señalaba que la poética de Velasco “siempre circunda una suerte de autoficción, a veces explícita y otras disfrazada bajo alter egos”. Si bien Escenas de caza fue un encargo de compañía, la aguda mirada de esta dramaturga se ha apropiado de los materiales originales con acierto y coraje, convirtiendola experiencia de versión y creación de Velasco & Velasco en una potente colaboración en tándem, que, probablemente, no será la última.



1 El primero de su Trilogía Bávara, a la que pertenecen también Cuentos de Landshut (1967) y Libertad en Múnich (1971).

2 La obra de Sperr no ha sido traducida al castellano, por lo que este artículo sigue el texto en su traducción francesa (1970), que ha sido la versión manejada por María Velasco. Se citará directamente en castellano, con traducción propia.

3 Director de Malditos compañía desde su fundación hasta 2018 https://www.malditoscompania.com/la-compania/

4 Véase a propósito de su compromiso político y teatral mi estudio sobre su dramaturgia: Fernández Valbuena, 2018.

 

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