logo Centro de Documentación Teatral
Logo Don Galan. Revista Audiovisual de Investigación Teatral
imagen de fondo 1
imagen de fondo 2
NÜM 1

PortadaespacioSumario

espacio en blanco
7. RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

Logo Sección


7.11 · SANTA MARÍA FERNÁNDEZ, María Teresa, El teatro de José Bergamín, Madrid, Fundamentos, 2011, 268 pp.


Por Max Hidalgo Nácher
 

 

Portada del libro


SANTA MARÍA FERNÁNDEZ, María Teresa, El teatro de José Bergamín, Madrid, Fundamentos, 2011, 268 pp.

Max Hidalgo Nácher


Un pueblo se conoce cuando se verifica definiéndose por el teatro: cuando se teatraliza. Un teatro se verifica cuando se define conociéndose por su popularidad: cuando se populariza.
José Bergamín, “La pura verdad por el arte de vestir al muñeco”,
Mangas y capirotes

El teatro de José Bergamín ha aparecido durante mucho tiempo como un “«intento» de algo que pudo ser pero que se frustró” (p. 11). Y ese juicio ha venido reforzado, en parte, por la propia actitud del autor respecto a su obra teatral. En 1957, respecto a Melusina y el espejo, afirmaba: “Yo escribí una vez una comedia melusina… De la que más vale no hablar”.Y de la farsa de Los filólogos –escrita en 1925 pero no publicada hasta 1978– decía en 1980 que era “apenas un bosquejo caricaturesco juvenil, mejor diría un borrador que se ha conservado casualmente”. Y en 1983 –en el que sería, pero no era todavía, su último año de vida– refiriéndose al conjunto de su obra dramática: “Mi intento no llega a ser teatro, y se queda, a mi juicio, en teatro para leer, en teatro para la butaca de casa”.

¿Bosquejos juveniles? ¿Teatro para leer? No es ése el parecer de María Teresa Santa María Fernández, investigadora que lleva más de diez años consagrada a su estudio, y que acaba de publicar El teatro de José Bergamín, libro que, por primera vez, permite trazar una visión de conjunto de la obra teatral del escritor y nos permite volver críticamente sobre esta afirmaciones.

 

De un teatro sin público

Más allá de las opiniones del autor, es evidente que el teatro de Bergamín ha estado afectado por una dificultad que hacía ya urgente la publicación de un libro como el aquí reseñado. Pues, hasta la fecha, su teatro ha tenido problemas no sólo para ser teatro, sino también para ser literatura. Y ello, como sería fácil de demostrar, sólo a partir de 1939, momento en el que Bergamín es rechazado fuera del espacio nacional.
La primera condición para que una obra pueda ser leída es que esté editada. Lo que no es una obviedad. Y más, con las particulares condiciones que impone el exilio. Sin la edición y consiguiente fijación del texto, no es posible leer una obra. Su publicación es condición de posibilidad de que se vuelva pública: de que sea leída. Y lo cierto es que, hasta el día de hoy, la obra teatral de Bergamín estaba editada mayoritariamente de manera dispersa.

Y, sin embargo, la recepción de una obra no se agota ahí, en su simple publicitación. Pues la segunda condición –muchas veces pasada por alto– que puede hacer de la obra algo vivo es la de la crítica. La crítica es esa operación que sitúa la obra en una tradición y en un presente, haciéndola literatura al mismo tiempo que la problematiza. Pues la literatura –y el teatro en tanto que participa de ella– vive de una distancia íntima: su inestabilidad es lo que le da aliento.

Estos procesos de mediación no deberían ser pasados por alto en una obra como la de Bergamín, dado que la función de los mediadores culturales –que se constituyen en este caso, propiamente, en productores– es aquí fundamental. Y fundamental es, en este sentido, el libro que nos brinda María Teresa Santa María. Conocedora, estudiosa y amante de la obra de Bergamín, el libro que aquí nos presenta tiene su origen lejano en una tesis doctoral sobre El teatro en el exilio de José Bergamín, dirigida por Manuel Aznar Soler y defendida en la Universidad Autónoma de Barcelona en el 2001. La autora, en su tesis doctoral, recogió y anotó escrupulosamente sus obras de exilio, que pueden ser consultadas –a falta de una edición de conjunto– en la red.

En este libro se condensa, así, el esfuerzo de más de una década de estudios sobre una obra que, por diversos motivos, no es de fácil acceso. Con su libro, la autora nos ofrece una introducción más que necesaria al teatro de Bergamín. Un teatro no sólo poco representado, sino –como decíamos– también difícil de leer, no ya por su oscuridad, sino por su destino editorial.

 

La obra de Bergamín

Hace ya casi diez años que Nigel Dennis señalaba que “la obra de Bergamín” se encontraba “todavía, más de veinte años después de su muerte, en un lamentable desorden” y apuntaba a “la ya urgente necesidad de ir poniendo un poco de orden en la vasta y dispersa obra de Bergamín para que cualquier lector curioso tenga la oportunidad de conocerla y enjuiciarla”. Pues bien, la obra aquí reseñada marca un hito fundamental al respecto. Junto al libro del propio Nigel Dennis sobre poesía (El aposento en el aire: introducción a la poesía de José Bergamín [1983])), la biografía de Gonzalo Penalva Candela (Tras las huellas de un fantasma [1985])o el de José Antonio González Casanova sobre el conjunto de su obra y de su pensamiento (Bergamín a vista de pájaro [1995]), el libro de María Teresa Santa María –sumándose al Teatro de vanguardia (una noción impertinente) (2004), en el que Paola Ambrosi recogió Tres escenas en ángulo recto, Enemigo que huye, La risa en los huesos y Los filólogos, todas ellas piezas anteriores a la Guerra Civil– hace asequible su teatro de una sola mirada.

A un paciente trabajo de edición y anotación la autora suma, así, una labor crítica que es condición de posibilidad de un acercamiento a una parte de las escrituras de Bergamín que sólo ahora, y gracias a esfuerzos de este tipo, empiezan a convertirse en obra. La autora ha ordenado el corpus teatral bergaminiano anclándolo en la tradición. Bergamín fue, antes que escritor, un grandísimo lector, y eso se aprecia en los subtextos a partir de los que confecciona sus obras (que son, en ocasiones, verdaderas reescrituras de obras ya existentes). Si este procedimiento deja inexplicada muchas veces la labor de reescritura que constituye la singularidad del trabajo del autor, tiene el mérito de sentar las bases para que se pueda empezar a llevar a cabo esta labor. Al reconstruir el doble subtexto (formal y temático) en que se apoyan sus obras, la autora da elementos para empezar a entender el especial diálogo bergaminiano con la tradición y su original manera de apropiarse de ella.

En la ordenación del corpus se mezclan varios criterios, pero en él destaca el establecimiento de dos “trilogías” escritas después del exilio. Clasificación que responde en gran medida a una idea del propio Bergamín, el cual señalaba dos grandes momentos de la historia teatral: la tragedia griega de la Antigüedad y el drama barroco cristiano del Siglo de Oro. Su trilogía trágica estaría compuesta por La Hija de Dios, Medea la encantadora y La sangre de Antígona; la trilogía del Siglo de Oro, por Tanto tienes cuanto esperas, ¿A dónde iré que no tiemble? y La niña guerrillera. La autora repasa también el teatro anterior al exilio –en el que destacan Enemigo que huye, Tres escenas en Ángulo recto, Los filólogos y, ya en plena guerra civil, bajo el imperativo del compromiso y en colaboración con Manuel Altolaguirre, El triunfo de las germanías– antes de estudiar sus obras posteriores. De hecho, la primera producción teatral bergaminiana en el exilio girará en torno a la problemática de la Guerra Civil. La hija de Dios (escrita entre 1940 y 1941 y publicada en 1945)y La niña guerrillera (publicada en 1945) beben todavía del contexto militante de la guerra y, como señala la autora, quizás estas dos obras surgieron tardíamente de aquella búsqueda de temas para el teatro comprometido de la guerra. El libro estudia, además, tres piezas más escritas en el exilio, de las que destaca su “carácter experimental” (p. 189): Melusina y el espejo, Los tejados de Madrid y La cama, tumba del sueño. En el recorrido, un apartado especialmente problemático de la producción bergaminiana serían las “obras perdidas o inconclusas” (p. 35) las cuales –en tanto que perdidas o inconclusas– no pueden ser obras. Algo similar ocurre, por lo demás, con la obra poética de Bergamín (la cual, como es sabido, termina desflecándose en una multitud de cartas, fragmentos y dedicatorias). ¿Cómo fijar sus límites? ¿Qué pertenece y qué no pertenece a su obra? Lejos de pretender cerrarla y establecerla de una vez por todas, esa obra “fantasma” a la que se refiere la autora pertenece, de una manera ciertamente peculiar –y como si se tratara de su negativo–, a la obra misma.

 

De un teatro popular

Bergamín quiso producir una “dramaturgia popular”. Sin duda que un libro como éste permite empezar a “popularizar” nuevamente ese teatro. Y, en el peor de los casos, señalar los límites de esa “popularización”. Pues, entendiendo el teatro como “una máquina de popularizar”, como lo entendía el propio Bergamín, ¿podría haber un teatro sin pueblo? ¿Podría, en las condiciones actuales, engendrarse un pueblo a través del teatro? ¿Hay un pueblo? ¿Podría llegar a haber un pueblo, soñarse siquiera con que lo hubiera, hoy en día?

Sea como sea, obras como ésta contribuyen a la recuperación académica del teatro de Bergamín. Sabemos que la literatura es una institución que surge paralelamente a un doble imprescindible que la descentra: la crítica. En relación a ello –y en tanto queramos prolongar ese movimiento caro a Bergamín de vivir “en conversación con los difuntos”–, esta recuperación académica, necesaria, acaso tendría que ser un primer paso para preguntarnos si Bergamín puede ser recuperado, en qué sentido y bajo qué condiciones, para nuestro teatro.

 

 

espacio en blanco

 

 

 

 


Logo Ministerio de Cultura. INAEMespacio en blancoLogo CDT


Don Galán. Revista audiovisual de investigación teatral. | cdt@inaem.mecd.es | ISSN: 2174-713X | NIPO: 035-12-018-3
2013 Centro de Documentación Teatral. INAEM. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Gobierno de España. | Diseño Web: Toma10

Portada   |   Consejo de Redacción   |   Comité Científico   |   Normas de Publicación   |   Contacto   |   Enlaces