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5. EL ESPECTÁCULO Y LA CRÍTICA

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Grabación ANÁLISIS CRÍTICO  
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5.1 · EL NACIONAL, DE ALBERT BOADELLA: EN DEFENSA DEL TEATRO PURO

Por Milagros Sánchez Arnosi
 

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1.2. Etapas

Sintetizaremos muy brevemente las etapas del teatro de Joglars con el fin de que el lector tenga una perspectiva y sitúe correctamente El Nacional dentro de la dilatada producción de la compañía. Podemos establecer las siguientes:

- 1961 a 1967: Antoni Font, Carlota Soldevila y Albert Boadella constituyen el grupo y hacen sus primeros espectáculos, Mimodrames (1962).

- 1968 a 1971: el grupo abandona la línea Marceau, se profesionaliza y son conocidos internacionalmente. El estreno en 1968 del Diari supondrá una ruptura con su producción anterior; de hecho en El joc no quedará nada del mimo, intentándose una aproximación entre teatro y música, ingrediente que será fundamental en todo su teatro posterior.

- 1972 a 1976: se toma la significativa decisión de abandonar Barcelona y trasladarse al campo, concretamente a Pruit. Además, comenzará a incorporase texto con Àllias Serrallonga (1974), cuyo final hace prever lo que será, tiempo después, una actitud crítica y satírica hacia el nacionalismo catalán.

- 1977 a 1981: una de las etapas más delicadas debido al estreno de La torna (1977), obra que fue prohibida, con el consiguiente encarcelamiento y fuga de Boadella. Surge en el exilio M-7 Catalónia (1978), texto importantísimo ya que por primera vez el dramaturgo expresa sus sentimientos hacia Cataluña.

- 1982 a 1987: consolidación absoluta de Joglars y los espectáculos que producen comienzan a tener mayor complejidad técnica.

- 1990 a 1993: surgen textos que afianzan su teatro en los que ya la marca, el sello Joglars está maduro y reconocible. Es el momento de El Nacional.

- 1994 a 1999: tres creaciones fundamentales definirán este período y que en la edición crítica que realicé para Cátedra englobé bajo el título La trilogía catalana, compuesta por: Ubú president, La increíble historia del Dr. Floit & Mr. Pla y Daaalí, textos en los que la postura de Albert Boadella respecto a Cataluña queda definida y presentarán mayor complejidad lingüística.

- 2000 a 2005: el referente fundamental es Cervantes. Se toma la decisión de escribir en castellano y no realizar versión en catalán; Boadella decide “exiliarse” de su tierra natal.

- 2006 a 2008: etapa marcada por las preocupaciones ecológicas del grupo, volcadas en Controversia del toro y del torero y La cena, centradas en los toros, una de las grandes pasiones de Boadella, y el medio ambiente. Dos temas que no resultan contradictorios, como analizo en las ediciones críticas de las dos obras mencionadas.

- 2009 a 2010: celebración del 50 aniversario con la obra 2036 OMENA-G. Una etapa que traerá novedades como la, ya señalada, eliminación del artículo en el nombre del grupo, con el fin de facilitar su pronunciación; un contexto más nacional que local y crítica a la progresía de izquierdas.

- 2011: Boadella pasa el testigo a Ramón Fontseré, actor de la compañía, como parte de un proceso normal de renovación. El nuevo director, siguiendo los pasos de su maestro, se decantará de nuevo por Cervantes y dirigirá un clásico: El coloquio de los perros.

Finalmente, destacar que hasta el año 2005, según la lista de autores publicada en la colección de la Sociedad General de Autores y Editores, Boadella es el autor que mayor número de obras ha estrenado con una mayor repercusión de crítica y de público.

 

1.3. Principios estéticos esenciales

Todo el teatro de Boadella es un ejercicio destilado de observación y reflexión sobre la sociedad española. Pérez Coterillo destacó que el teatro de Joglars es:

Un instrumento de precisión, de adiestramiento y la maleabilidad de los actores, la versatilidad de los objetos y su utilización hasta el agotamiento poético, la extraordinaria capacidad de fabulación, la habilidad para combinar temas, lenguaje y géneros aparentemente irreconciliables. (Pérez Coterillo, 1987, 23)

Podemos afirmar que los principios fundamentales sobre los que se asienta este teatro –y que El Nacional plasma magníficamente–constituyen unas señas de identidad que demuestran su constante evolución estilística. Son los siguientes:

- Interés por otros lenguajes plásticos como el color y, sobre todo, la música; de hecho Boadella tiene una concepción musical de la escena, siendo el ritmo el núcleo esencial de la comunicación escénica. Es la música, por tanto, un elemento irremplazable de su discurso poético, ya que para el autor de Bye, bye Beethoven aquella es una revelación más sublime que toda la sabiduría y filosofía.

- El texto debe hacer reflexionar sobre aspectos de la vida, de ahí la implicación social de su teatro.

- Concepción del mismo como un oficio artesanal, concediendo gran atención al detalle y a la obra perfectamente acabada, lo que hace imposible trabajar con prisas. Todo lo contrario, Joglars emplea horas y horas dedicadas a ensayar.

- Uso de mínimos elementos para llegar a una máxima funcionalidad comunicativa y profundidad emocional, consiguiendo de esta manera un teatro con gran poder de evocación y que llega rápidamente al público.

- No hay un texto previamente fijado, exceptuando algunos montajes como, por ejemplo, El retablo de las maravillas o En un lugar de Manhattan, de claras referencias textuales, sino que se parte de improvisaciones, bien a partir de una palabra elegida al azar, como fue el caso de El joc (1970), o de una situación concreta dada. Boadella no lleva el primer día de ensayo “una obra dividida en sus correspondientes actos, con sus acotaciones y diálogos”, sino que anota información exhaustiva para encontrar con los actores vías de penetración profunda del tema. Este sistema de trabajo lo especificó Boadella en sus Memorias de un bufón:

Cuando comienzo a preparar un montaje principalmente me invade un caos de imágenes, palabras, sensaciones y emociones imprecisas. En los ensayos intento ordenar ese universo caótico con un enorme esfuerzo de precisión, distribuyendo tiempo y espacio para establecer posibles referencias en relación con el público. (Boadella, 2001, 400.)

A lo que hay que añadir que los actores aportan elementos en las improvisaciones, trabajando férreamente todo lo aportado con espontaneidad, orden y disciplina, de tal manera que “la diferencia de tiempo en la representaciones oscilará solo unos segundos”, sostiene el dramaturgo.

- La base estilística de este teatro de denuncia cívica es un triángulo formado por el humor, la sátira y la parodia.

- Una cuestión que hay que dejar clara es la referente a la autoría de los textos. Boadella es el responsable final, aunque precisaremos que la participación del actor es muy importante en la construcción de la obra, ya que todo lo que el dramaturgo ha elaborado en solitario será cuestionado en los ensayos en los que se suprimirá o se añadirá texto, pero siempre valorando más la espontaneidad que la perfecta construcción literaria. Boadella lo deja muy claro en la siguiente declaración:

Yo soy el responsable final. Sin embargo, hay textos que aparecen en los ensayos a partir de las improvisaciones y quedan definidos con pocos retoques. Bajo nuestra forma de trabajo, la participación del actor en la construcción de la obra es muy relevante porque no se parte de un texto previo completamente cerrado. En resumen, yo preparo un tema en solitario, hasta donde me veo capaz, en función de nuestra forma de construir la obra. Un vez empiezan los ensayos, se pone en tela de juicio todo aquello que yo he preparado y se rellenan los vacíos. Después, una vez que la obra está en pie, voy corrigiendo el lenguaje, dejando algunas expresiones en su forma espontánea inicial, a pesar de su posible imperfección, para dar mayor sensación de autenticidad. Sin embargo, para que tengas más claro el concepto de autoría que siempre he defendido, hay un dato determinante: los derechos de autor son repartidos con el 51 por ciento para mí y el resto entre actores y escenógrafo. Creo que con esta declaración queda clara mi idea de que la autoría del teatro no corresponde únicamente al texto (Sánchez Arnosi, 2004, 35).

- Importancia de los actores, que son “como el alfabeto de una escritura”. Deben tener una enorme versatilidad para representar a más de un personaje en la misma obra. Destacaremos en este sentido que en la obra Daaalí nueve actores dieron cuerpo a más de sesenta y dos personajes.

- Temas: son variados, pero el que obsesiona a la compañía es el del poder en sus múltiples manifestaciones.

- Intertextualidad: en Boadella se cumple la afirmación borgiana de que la lengua es un sistema de citas. Como señalábamos en las ediciones de Cátedra, Boadella bebe, se alimenta de otros textos integrándolos, aludiéndolos y referenciándolos. Citas de todo tipo se diseminan en sus textos siendo siempre necesarias –jamás motivadas por un afán bibliográfico– para la configuración de un personaje, situación o intencionalidad. Este dato demuestra el carácter documental y de investigación que preside la creación de los textos de este grupo y que señalábamos en páginas anteriores.

- Espacio: admirador del concepto “espacio vacío” de Peter Brook, Boadella en sus montajes utiliza un mínimo de elementos para conseguir un máximo de posibilidades, lo que conduce a una estilística muy personal que se condensa en una máxima: “de la complejidad a la sencillez”. Es importante constatar que desde el primer momento del primer día de ensayo el espacio estará determinado. En el caso de El Nacional será un teatro a punto de ser demolido. Esta clarificación primera ayudará al actor a adentrarse en la estructura dramática y a explorar todas sus posibilidades. Una vez analizado este esbozo se construirá el espacio real en donde tendrá lugar la acción.

- Observación y documentación bibliográfica, pictórica, musical, visual… que ayudará a construir un personaje, incluso no se dudará en seguirlo con el fin de afinar la interpretación como sucedió, por ejemplo, con Jordi Pujol cuando fue parodiado en Ubú president.

 

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