En efecto, Madrid cuenta con la mayoría de las salas que han permitido las grandes cifras en la recaudación y en la asistencia de público, como serían los teatros Lope de Vega, Coliseum, Real, Nuevo Apolo, Calderón, o Nuevo Alcalá. Conviene no pasar por alto, no obstante, que en algunas temporadas la cifra de espectadores que asistieron al teatro Lope de Vega triplica, por ejemplo, la del teatro Real¹⁰.

Igualmente, en Madrid se han venido celebrando algunos de los grandes Festivales de Teatro –cuya fórmula se ha consolidado–¹¹, entre los que podrían citarse el Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid¹², el festival Escena Contemporánea, el festival internacional de Teatro Madrid Sur, el festival La Alternativa, el festival Veranos de la Villa, o el Fitca-F.I. de Teatro de Calle de Alcorcón/Getafe, entre otros.

Si atendemos a los espectáculos que han alcanzado mayor recaudación y mejores cifras de espectadores, veremos cómo, en su mayoría, la iniciativa privada acapara casi todos. Así, después de un éxito de público tan incontestable como el logrado por El hombre de la Mancha, cada temporada se han ofrecido varios títulos que han obtenido excelentes resultados. Por ejemplo, la temporada 1999-2000 contó con producciones como Quidam (Cirque du Soleil, 110.000 espectadores; Arte (Flotats/Barbotegui Teatro, 159.221 espectadores); Grease (Pigmalion, 116.078 espectadores) [fig. 2]; o Los habitantes de la casa deshabitada (Teatro Cómico Español, 111.554 espectadores) [fig. 3]. La temporada 2000-2001 ofreció varios espectáculos con grandes cifras de recaudación. Destacaron La bella y la bestia (Cía. Dan Majica; Lope de Vega, 345.525 espectadores y 1.931.777.698 pesetas de recaudación); y El verdugo (Cía. Juan Echanove, La Latina, 81.429 espectadores y 225.499.530 pesetas de recaudación). La temporada 2001-2002 estuvo claramente dominada por el Cirque du Soleil, además del éxito de My fair Lady, El fantasma de la ópera [fig. 4], La cena de los idiotas o 5 hombres.com. El teatro contemporáneo cómico venía a suponer en 2001 casi el 40% de las funciones, seguido del teatro contemporáneo dramático (20.0%), el teatro infantil (11.1%), las expresiones escénicas no convencionales (6.8%), y el teatro clásico (6.4)¹³. También llama la atención que el teatro semiprofesional o aficionado asumiera gran parte de las llamadas “expresiones escénicas no convencionales”. Así, de un total de 3.772 funciones (7.9% del total), 1.547 funciones se correspondieron con el trabajo de compañías no profesionales¹⁴. Para la temporada siguiente, destacaron algunas producciones operísticas (La Traviata y La Walkiria), los musicales (El Fantasma de la Ópera, Cabaret), y algunas producciones muy comerciales (5 mujeres.com). La temporada 2004-2005 mostró que los musicales seguían siendo la gran atracción para el público, en este caso con montajes como Cats, Cabaret, Mamma mia! o Fama. También destacaron algunos éxitos como El método Grönholm; Hoy, el diario de Adán y Eva, de Mark Twain; o La cena. Del mismo modo, las principales producciones escénicas de 2005-2006 se concentraron en Madrid y Barcelona. En Madrid sobresalieron Mamma mia! (Lope de Vega); Cabaret (Nuevo Teatro Alcalá) y Hoy no me puedo levantar (Teatro Movistar). Esta relación de espectáculos con asistencia masiva de público podría continuarse hasta el momento en que escribimos estas páginas¹⁵.

Sin embargo, el teatro en Madrid ofrece otra cara, menos visible, pero de mayor interés creativo, en muchos casos. Conviene no olvidar que en esta Comunidad existen registradas 665 compañías, dentro de categorías que van del teatro textual al teatro de objetos, pasando por las variedades, el teatro-danza, la performance, la narración oral escénica, las animaciones, el teatro musical, el teatro gestual, el teatro del movimiento, el teatro circo, el teatro multimedia, el teatro lírico-ópera, etc.¹⁶. Si pensamos en la autoría española contemporánea, generalmente fuera de los circuitos del teatro comercial y no suficientemente acogida en los teatros de titularidad pública, veremos que se han ido sucediendo autores y obras en un número creciente, aunque en muchos casos su presencia quedara relegada a salones de actos, centros culturales o fórmulas tan precarias como la de las lecturas dramatizadas¹⁷. Aun así, podríamos destacar algunos montajes de autoría española contemporánea promovidos por los teatros públicos, como serían Los vivos y los muertos¹⁸ (I. García May,); El cementerio de automóviles¹⁹ (F. Arrabal) [fig. 5]; Carta de amor como un suplicio chino²⁰ (F. Arrabal) [fig. 6]; La misma historia²¹ (P. Víllora) [fig. 7]; Himmelweg²² (J. Mayorga) [fig. 8]; Hamelin²³ (J. Mayorga) [fig. 9]; Sangre Lunar²⁴ (J. Sanchis Sinisterra); Nina²⁵ (J. Ramón Fernández) [fig. 10]; Ahola no es de leil²⁶ (A. Sastre); Barcelona, mapa de sombras²⁷ (Lluïsa Cunillé) [fig. 11]; Me acordaré de todos vosotros²⁸ (Ana Vallés) [fig. 12]; Perro muerto en tintorería, los fuertes²⁹ (A. Liddell) [fig. 13]; La paz perpetua³⁰ (J. Mayorga); Urtáin³¹ (J. Cavestany) [fig. 14]; Versus³² (R. García) [fig. 15]; La taberna fantástica³³ (A. Sastre) [fig. 16]; Mercado libre³⁴ (Luis Araújo); Tórtolas, crepúsculo y... telón³⁵ (Francisco Nieva) [fig. 17]; Días estupendos³⁶ (Alfredo Sanzol) [fig. 18]; La colmena científica o el café de Negrín³⁷ (J. Ramón Fernández) [fig. 19], o Mi mapa de Madrid³⁸ (Margarita Sánchez).

Igualmente, las salas de pequeño formato³⁹ han ofrecido, siguiendo el recorrido cronológico desde la temporada 1999-2000 hasta la 2010-2011, importantes títulos de autores y autoras pertenecientes a diferentes promociones de la dramaturgia española, aunque es necesario remarcar la precariedad con la que tienen que llevarse adelante la mayoría de estos trabajos y la excesiva dificultad que encuentra la autoría emergente para conseguir alguna visibilidad⁴⁰. En nuestro repaso, podemos destacar trabajos como Atra bilis. (Cuando estemos más tranquilas), (L. Ripoll, Cuarta Pared); El matrimonio Palavrakis (A. Liddell, Pradillo) [fig. 20]; Imagina (J. R. Fernández, Y. Pallín, J. Yagüe, Cuarta Pared); Compré una pala en Ikea para cavar mi tumba⁴¹ (R. García) [fig. 21]; Once upon a time in West Asphixia⁴² (A. Liddell); Terror y miseria en el primer franquismo⁴³ (J. Sanchis Sinisterra); La historia de Ronald, el payaso de Macdonald⁴⁴ (R. García); Animales nocturnos⁴⁵ (J. Mayorga); John y Jitts⁴⁶ (J. Salvatierra); Fando y Lis⁴⁷ (F. Arrabal) [fig. 22]; Los niños perdidos⁴⁸ (L. Ripoll); Al pie de la letra⁴⁹ (C. Sarrió); Larra, las máscaras y las palabras⁵⁰ (Pepe Ortega) [fig. 23]; Lluvia en el Raval⁵¹ (Pau Miró); Truenos y Misterios⁵² (Ana Vallés) [fig. 24]; La Tierra⁵³ (J. Ramón Fernández); Mejorcita de lo mío⁵⁴ (Pilar López y Fernando Soto) [fig. 25]; Ángeles resisten al atardecer⁵⁵ (Carlos Fernández); Kampillo, o el corazón de las piedras⁵⁶ (Pepe Ortega) [fig. 26]; Restos⁵⁷ (Laila Ripoll, R. García, Emilio del Valle y J. Ramón Fernández); Cartas de amor a Stalin⁵⁸ (J. Mayorga); Unos cuantos piquetitos⁵⁹ (L. Ripoll); o La última cena⁶⁰ (I. Amestoy).

La llamada escena comercial ofreció muy pocos títulos de autoría española contemporánea, aunque podría ser interesante reflexionar sobre una relación tan heterogénea como la siguiente: ¿Qué hacemos con el chico? (R. Mendizábal, T. Arlequín) [fig. 27]; 5 hombres.com (A. González-Campo, J. Herrera y P. Motos, T. Alcázar); Malayerba (R. Mendizábal, T. Muñoz Seca); Amado Mío o la emoción artificial (P. Víllora, T. Príncipe Gran Vía); Aurora (Domingo Miras, T. Príncipe Gran Vía); Violines y Trompetas (Santiago Moncada, T. Fígaro) [fig. 28]; Réquiem por un soltero⁶¹ (J. J. Alonso Millán); Noches de amor efímero⁶² (Paloma Pedrero); Cianuro, ¿Solo o con leche?⁶³ (J. J. Alonso Millán); El olvido está lleno de memoria⁶⁴ (Jerónimo López Mozo); Rondó para dos mujeres y dos hombres⁶⁵ (I. Amestoy) [fig. 29], o Sótano⁶⁶ (J. Maria Benet i Jornet).