3. La demanda

Una vez analizada la oferta en sus diferentes variables y las infraestructuras, nos toca reflexionar desde la demanda, con la doble interpretación que le pueden dar los “hacedores” de teatro en sus diferentes modalidades: por un lado, el público –último destinario del trabajo– y, por otro, los organizadores de las funciones, fundamentalmente en función de la propiedad de los espacios que ya hemos apuntado, las administraciones locales. Ahora bien, al referirnos a todo el sector teatral, hay que tener en cuenta que las compañías de servicios teatrales, los demandantes, muchas veces son las compañías productoras.

3.1. El público

Si comenzamos por el público y usamos el último estudio de la Fundacion de Autor, Anuario SGAE 2011, vemos que las cifras van en descenso, llegando a niveles intermedios entre 2005 y 2006³.

En cuanto a los espectadores, en 2010 se produjo una caída respecto a 2009 del 7,5% (1.175.701 espectadores menos). Por comunidades autónomas, Madrid representa el 28,1% del total y Cataluña el 19,4%, lo que supone, entre estas dos comunidades, el 47,5% del conjunto de espectadores. Les siguen la Comunidad Valenciana (8,3%), País Vasco (7,9%) y Andalucía (7,6%).

Los datos anteriores nos los confirman, con ligeras variantes, tanto el estudio sobre Hábitos y Consumos Culturales de los Andaluces (HABICU 2010) realizado por el Institutos de Estudios Sociales Avanzados (IESA del CSIC en Córdoba), como la Encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales en España 2010-2011 del Ministerio de Cultura. Según dicha encuesta, el porcentaje de personas que han asistido al teatro en el último año ha sido del 11%, con mayoría de mujeres sobre hombres; de los cuales el 16,8% lo ha hecho de forma gratuita, el 12,2% con algún tipo de descuento y el 71% restante según el precio de la entrada.

3.2. Programación de espacios públicos

Como hemos explicitado anteriormente, los ayuntamientos son los propietarios de prácticamente todos los espacios escénicos existentes en Andalucía (igual ocurre en el resto del estado español); por tanto, ellos son intermediarios fundamentales de la oferta y actúan o han actuado como demandantes para las compañías productoras de teatro. Su forma de trabajo ha basculado tradicionalmente hacia el llamado “bolo”, primando poco las actuaciones continuadas que podríamos llamar “pequeña temporada”, que generaría más público y lo fidelizaría y usando solo como elemento auxiliar el circuito o la gira mancomunada.

Para que exista una cierta rentabilidad de los productos escénicos, fundamentalmente desde los objetivos de las compañías de teatro, el número de actuaciones en el año se debe maximizar. Sin embargo, la media de funciones que realizaba una compañía que en 2009 era de 72,41; en 2010 ha bajado a 23,53, lo que supone una reducción de un 67% (ACTA Informe 2010). Para la compañía Atalaya, según declaraciones de Ricardo Iniesta a El País (ya citadas): “la media de representaciones anuales antes de 2008 era de 80 y en 2012, aunque no nos podemos quejar en absoluto, tenemos concertadas 50”.

Dado que los espacios son públicos y gestionados por las propias administraciones, hay una tendencia en España, desde el inicio de los ochenta, a que los circuitos también sean públicos. Los teatrales existentes en Andalucía (dependientes de la Junta de Andalucía o de las diputaciones) coexisten con absoluta independencia, lo cual hace que pierdan efectividad de cara al público real y potencial y a las compañías –esto sin considerar cómo han ido desapareciendo con los dos últimos años de crisis y lo poco que se espera para este año –. Los municipios, con sus teatros, permanecen en muchas fechas vacíos a la espera, no prevista, de nuevas formas de acceder a ellos por los auténticos necesitados que son los profesionales de la escena.

Según las informaciones de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, las sucesivas reducciones del presupuesto del programa Circuitos de Espacios Escénicos Andaluces han aminorado (en algunos casos incluso suprimidos) las programaciones de los teatros municipales que tenían en este programa su principal fuente de programación. Los municipios adscritos al Circuito Andaluz han pasado de 86 en enero de 2009 a 26 en enero de 2012, reduciéndose el número de representaciones de teatro y danza en casi el 70%.

Daniel Martínez, presidente de la Federación de Asociaciones de Empresas de Teatro de España (FAETEDA), organización a la que pertenece ACTA, analiza la situación con la periodista especializada en temas teatrales Rosana Torres en El País de 13/10/2011: “El sistema que se ha fraguado durante el periodo democrático ha sido beneficioso para crear un tejido teatral”. Pero llegó la actual crisis.

Y la oferta pública está afectada por los problemas de las instituciones. Se nota en dos aspectos: la reducción de las programaciones por el recorte de los presupuestos, sobre todo para la cultura, y el aumento de la morosidad que afecta de manera grave a la subsistencia de algunas compañías. De no remediarse esta situación se verá afectada su viabilidad. No reclamamos privatizar el sistema, sino aportar modos privados a la gestión pública. Cuesta mucho crear hábitos teatrales y muy poco destruirlos.

La problemática teatral del momento, en Andalucía, la ponían sobre la mesa, en sentido real, la Asociación de Compañías Independientes de Artes Escénicas de Málaga, en una mesa redonda que convocó a los diferentes representantes de los partidos políticos con responsabilidades de cultura el pasado 21 marzo en la Escuela Superior de Arte Dramático ESAD, en claro periodo electoral. Sus objetivos eran: analizar la precariedad en la que se encuentra el sector para intentar buscar compromisos, explicar realidades y, a su vez, confrontar soluciones que respondan a la crisis económica y los recortes en cultura, la demora en los pagos por las distintas administraciones, la ausencia de espacios, la dificultad de las compañías jóvenes para acceder a las programaciones, la recién degradada titulación de las artes escénicas... Es decir, volcar todas las preocupaciones que invaden a cada uno de los actores/integrantes del medio teatral (estudiantes, profesionales, compañías, programadores, técnicos y público en general).