La prensa consultada, mayoritariamente de Madrid y Barcelona, incluye pocas noticias sobre la vida escénica en provincias y menos aún en el extranjero. El diagnóstico general, como hemos visto al comienzo al revisar los balances del año, es bastante negativo, pues como señala Silvio Aranguren en el caso de Barcelona, perfectamente extrapolable a Madrid, “la vida teatral barcelonesa se ha aburguesado en los años últimos: entre la comedia amable, que no altera la digestión, y la revista deslumbradora, que la estimula, solo la clásica zarzuela ha podido conservar su puesto. Pero han naufragado la alta comedia, el drama y el teatro de ideas, profundo y aleccionador, que solo de vez en vez logra ver puesto a su servicio un tabladillo de sociedad de aficionados que le son todavía fieles”. Deterioro que se vio agravado por la desaparición de locales, víctimas de la especulación urbanística, como fue el caso del teatro Borrás (antiguo Urquinaona) y del Circo Barcelonés, ambos para construir pisos; la buena noticia era que se preveía inaugurar a primeros de año uno nuevo en la Rambla de Cataluña, esquina a la calle Diputación, que se iba a llamar teatro Calderón. Contaba con sala de espectáculos teatrales, local para cine, salón de té y sala de deportes de casino e iba a ser inaugurado por la compañía de Rafael Rivelles. En Madrid, derribado el viejo edificio del Apolo, “la catedral del género chico”, para construir la sede del Banco de Vizcaya en la calle de Alcalá, se anunciaba que la entidad se proponía devolver su teatro a la ciudad construyendo uno nuevo en la calle de José Antonio (actual Gran Vía).

La información más abundante del teatro en provincias en la prensa de Madrid y Barcelona corresponde a los anuncios de las giras veraniegas o fuera de temporada de las diversas compañías, así como algunos estrenos que se anticipaban a los teatros de las dos grandes capitales. Pero también se daba noticia sucinta de obras no estrenadas en Madrid ni en Barcelona, como la zarzuela Espinas del querer, de Alfaro y Candela, música del maestro Villalonga, de ambiente local, en el teatro Duque de Rivas de Córdoba; el sainete Tiene razón don Sebastián, de R. Fernández Shaw y el maestro Guerrero, en el Principal de Zaragoza, que no recuerda “desde hace muchos años, un éxito parecido”; la comedia dramático-policiaca El alarido, de Alejandro Stefani, traducida y adaptada por Manuel Taramona y Domenico de Laurentis, en el Principal de Valencia, comedia “intensa, fuerte e impresionante”; en Sevilla, como primicia, se estrenó en el mes de junio por la compañía de Társila Criado En la noche del alma, comedia inspirada en la vida de Bécquer de los señores Sanz Pascual y Asensi, aunque el público “aplaudió más el noble intento que la realidad lograda”; en Vitoria, la compañía de Pilarín Ruste y Luis S. Torrecilla estrenó en mayo la nueva comedia de Luis García Sicilia, La prima de mi novia, con “gran éxito”; en el teatro Pereda de Santander tuvo lugar el estreno oficial de El jugador de su vida, de Joaquín Calvo Sotelo, por la compañía de Tina Gascó y Fernando de Granada; y en el teatro Ruzafa de Valencia, tal vez el estreno más resonante, Golondrina de Madrid, obra póstuma del maestro Serrano, letra de Luis Fernández Sevilla, “clamoroso éxito” de la compañía de Eladio Cuevas que posteriormente llegaría al Calderón de Madrid con menos fortuna. En San Sebastián también tuvo lugar a primeros de junio otro estreno importante, el de El puente de los suicidas, de Ruiz Iriarte, “confirmándose el éxito realmente extraordinario que obtuvo en la prueba privada del María Guerrero” que la compañía de María Arias realizó el 27 de mayo, ya citada arriba.

También se recoge la gira por provincias de éxitos sonados en Madrid, como fue el caso de la zarzuela Polonesa, que se estrenó en Valencia en el mes de abril con “éxito franco”; las comedias de Luis Tejedor y Luis Muñoz Lorente Las tres BBB, en el teatro Ayala de Bilbao, con no menos “favorable acogida”, y La señorita suspenso, en el Argensola de Zaragoza por la compañía Martí-Pierrá, que se mantuvo siete días en cartel; o la gira del Teatro Nacional María Guerrero por el norte de España, que en Bilbao ofreció con gran éxito Los endemoniados, De lo pintado a lo vivo y Traidor, inconfeso y mártir, en una “gira hecha adrede para ir purificando los escenarios de ramplonerías y mediocridades”.

En cuanto a noticias del extranjero, dado el aislacionismo en que vivía el país, apenas se ofrecen otras referencias que algunas sueltas del éxito de obras y artistas españoles en países “amigos”, como el triunfo de Conchita Piquer en el teatro Cómico de Buenos Aires, que se documentaba con comentarios de La Prensa y La Nación. También se publicita el protagonismo del teatro español en Lisboa, en cuyo teatro Novedades triunfaban Benavente, con La culpa es tuya, y Jardiel Poncela, con Blanca por fuera y rosa por dentro, en el teatro Apolo, “éxito ruidoso de público y de crítica, lo que no suele ocurrirle siempre a Jardiel en España”; y se destacaba, asimismo, el estreno en el Teatro Nacional Doña María II de Dulcinea o la última aventura de Don Quijote, de Carlos Salvajem. Mención especial recibió también la primera representación completa de El amor brujo en Nueva York, “acontecimiento artístico” que tuvo lugar en la Metropolitan Opera House, a cargo de La Argentinita, Pilar López y su compañía de bailes españoles. Resulta curiosa, por último, la noticia de la celebración de una “semana española” dedicada a representaciones de teatro dramático y lírico español en Alemania, en “Francfort del Mein”. Entre las “manifestaciones dramáticas y líricas de nuestra profunda y variada escena” que ofreció esta “semana española”, inaugurada por el burgomaestre de Frankfurt, doctor Krebs, en la histórica “Sala del Emperador” de la ciudad de Mein, figuran el estreno de Las golondrinas, de Usandizaga, en “brillante versión del director Franz Konavitschani, con magníficos decorados de Jügens” (como en el caso de El amor brujo, no se menciona a los autores del libro, Gregorio y María Martínez Sierra); El perro del hortelano, en versión de Hans Schelger (sic), en el teatro Municipal; y, en el de la Ópera, diversos ballets españoles con danzas de Carmen y otros con música de Albéniz, Falla y Granados, con intervención del pianista Ataúlfo Argenta. Concluía la información resaltando que la semana española en Frankfurt había constituido “uno de los éxitos más grandes de la actual temporada”.