Documentos para la historia del teatro español
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1939-1949
1939-1949

Cartelera
1939

El tiempo y su memoria
Escena y política
Modelos y espacios
Protagonistas
Memorabilia
El Teatro y su Doble

 

 

Índice, recopilación y estudio:

Julio Huélamo Kosma
Centro de Documentación Teatral

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MODELOS Y ESPACIOS

ENTRE LA RIGIDEZ Y LA VARIEDAD

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De entre esas óperas representadas en el Liceo barcelonés, destacan sin duda Las bodas de Fígaro y El rapto del serrallo, producidas por el Teatro de la Ópera de Frankfurt dentro de sesiones de marcado carácter político orientado hacia el hermanamiento con  los aliados alemanes. Significación similar cabe otorgar al “Homenaje a la Italia Imperial” celebrado en el Teatro Español de Madrid, que no deja de ser una gala política con la presencia de personalidades del régimen tan importantes como Serrano Súñer, Sánchez Mazas o Muñoz Grandes. Los vencedores y sus aliados buscan fortalecer lazos aprovechando también el ámbito de la escena: de ahí, por ejemplo, las abundantes noticias de la prensa del momento donde se recogen hechos como las gestiones del Ministerio de Cultura Popular italiano con las que promover un intercambio de producciones italianas y españolas entre las que los italianos proponen Julio César (en el Liceo) y Vísperas sicilianas (en el Teatro Barcelona); frente a ello, hay que consignar el estreno de La vida es sueño en Roma. Todo ello secundado por las negociaciones entre la Sociedad de Autores Españoles y el Sindicato de Autores y Escritores italiano. De modo parecido los periódicos se hacen eco de algunos hitos del teatro italiano del momento: desde las representaciones propias del teatro de masas con fondo en el Castillo Sforzesco de Milán a algunos de sus programas más populistas como aquel por el que obligatoriamente se reservaban en sábado entradas muy asequibles de los grandes espectáculos, incluidas óperas de la Scala de Milán, destinadas al público menos favorecido. En este ambiente se explica también la marcha de actores españoles para trabajar en los estudios Cinecittà de Roma ((Rafael Rivelles, Irene Caba Alba, Rafael Calvo) o la especial fortuna que le cupo en los escenarios españoles en estos meses al teatro de Aldo Benedetti, adaptado por José Juan Cadenas. Con un sentido más general, hay que consignar un homenaje del teatro español a los países amigos, auspiciado por la compañía de Társila Criado y Jesús Tordesillas, donde se proyecta la representación de La gioconda, de D’Annunzio, Guillermo Tell; de Schiller, y Envejecer, de Marcelino Mesquita. En contrapartida, la prensa refleja un gran éxito de los hermanos Álvarez Quintero en Alemania (en Cinco lobitos, el telón subió 28 veces, cuenta la gacetilla), y el triunfo que supuso la gira en Portugal de Mariquita Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza, representando La florista de la reina, de Fernández de Ardavín, con la presencia destacada el día del estreno en Lisboa del embajador español, Nicolás Franco.

Por lo que respecta a la repercusión real del teatro de provincias (así entonces y hasta mucho tiempo después llamado sobre todo en los medios madrileños), apenas alcanza eco en la prensa de Madrid y Barcelona;  las escasas noticias que se aportan en este sentido se suelen vincular a algún estreno de altos vuelos por la personalidad de su autor (como ocurre con Maleficio, de los Álvarez Quintero, en el Victoria Eugenia de San Sebastián; el de La santa virreina¸ de José María Pemán,en el Teatro Argensola de Zaragoza, o el de Cock-Tail, de Romero Marchent en el Victoria de Burgos; o el de Las andanzas de Ginesillo y Mari-Pepa, de Pilar Millán Astray, en Albacete); aunque, en otros casos, se da noticia de estrenos menos aparatosos que tenían lugar fuera de Madrid y de Barcelona como medio de tantear, de ensayar, el alcance y el éxito o fracaso del espectáculo; como apunta el crítico de Informaciones  a propósito del estreno, poco halagüeño, de Suspenso en amor , de Ladislao Fedor, en San Sebastián; constituía tal práctica una especie de “tienta” con que pronosticar el resultado de la comedia, teniendo en cuenta, no obstante, que “todos los públicos no son iguales”. Rara vez, se recogen con minuciosidad noticias sobre la programación en alguna ciudad importante (Valencia, Zaragoza y San Sebastián, sobre todo), lo que permite comprobar el carácter de gira con que muchas de las compañías orientaban su actividad; incluidas algunas que tenían problemas para alcanzar los escenarios madrileños o barceloneses:  Celia Gámez, que solo a comienzos de 1940 conseguirá local en Madrid, lleva su compañía de operetas por San Sebastián y Zaragoza; Pepe Romeu lleva a Valencia el éxito de Jardiel, Carlo Monte en Montecarlo, que en Madrid y Barcelona representaban Isabel Garcés y Rafael Rivelles; de la compañía del gran Joan Santacana,  se encuentran noticias en el Gran Teatro de Cáceres… Como también de las compañías que acostumbraban a pisar los escenarios madrileños y barceloneses (María Fernanda Ladrón de Guevara o López Somoza en el Principal de San Sebastián o la compañía de Valeriano León en el Victoria en la misma ciudad).


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